🎻 Capítulo 49 | Nada que Perder

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VINCENT




¿Distracción? Quisiera creerlo.

Quisiera una razón del porqué su piel y ojos están de color amarillo pálido... Los labios agrietados... Apenas si prueba bocado. En cambio de Meindert, el perro a recuperado salud. Gusta de remover las cobijas y jugar con un calcetín hecho bola.

Cuando volvía de jugar baraja o dominó, a eso de las 6, encontraba la habitación sola. Atendía al canino antes de la cena y a las 9, de regreso, estaba dormido. Así avanzaron los días. Yo madrugando y él levantándose a las 10. No había tiempo de decir buenas noches o días, porque los hijos del patriarca les agradaba mi forma de actuar.

Demasiado, que los obligaba a hablar despectivo de sus otros hermanos.

No estoy acostumbrado a convivir con gente repulsiva. Apenas les hablaba de la mejor manera, pero ellos estaban ya fascinados conmigo, más que Davis. De un rato a otro quiso provocar cizaña, alardeando que yo era idéntico al brujo que vio en Stanley Park, herido por envidia hacia el protegido.

Toda la verdad, los ebrios tienen la boca llena de razón, pero también es una arma de doble filo. Los que callamos tenemos las de ganar... Y cambiando de tema, para olvidar el bochorno, querían tratar con Meindert y les expliqué que era algo enfermizo en esta temporada.

A principios de Diciembre esperan a Richard, hombre que con verlo en foto dan ganas de asesinar. ¿Qué será cuando lo tenga de frente y deba estrechar su mano? Pasó lo mismo con Mark, y aquí sigo, riéndome de su elocuencia. Escuchando el plan de boda que llevará a cabo en Londres, a mediados de Febrero.

... Y yo solo añorando tiempo libre.

Y hablando de planes, la verdad no sé que trama Meindert en mente. Se la pasa consumiendo tiempo con F Cross y nunca se las arregla para hablar conmigo. Somos un dúo y no extraños compartiendo la recámara. Ya buscaré tiempo de sobra, si promete hacer lo mismo.

1 de Noviembre.

Cada hoja desprendida son como minutos perdidos... o solo estoy siendo duro a mi mismo. Después del desayuno quedaron a verse en la oficina, por fin liberado de su asfixia, a concluir pendientes. Davidson decidió nadar en la alberca. Quién fuera como él, con la visión despreocupada de la juventud.

Es mediodía y el sol pinta descolorido, como las mejillas de mi pobre compañero... La playa se divide en macabro y vacacional. Dicen que la estructura pertenece al patrimonio de la historia, pero más a la suya. Y todavía más por los horrores que cargan generación tras generación.

Por ello las restricciones.

Encuentro a Meindert en las escaleras que conducen a la capilla. Va cubierto con guantes y bufanda. Debe padecer mucho frío. A pesar de dormir por horas, se nota somnoliento. Las ideas lo deben traer insomne. Tiene que soltarse antes de quebrar... Somos un dúo.

¿Ya no confías en mí?

Recorremos el lugar. Estoy algo nervioso al admirar las vigas donde realizaron la quema de "brujas." Supongo que sigue en uso, pues las cenizas continúa a montones. Tomo fotos, precavido a llevar una amarga sorpresa. Esta prohibido hacerlo. Cuando le muestro el archivo, oculto bajo la gabardina, se pone transparente.

Le hablo de Félix Zachary.

—Mueren por encontrar a cualquiera de los Crin, sobretodo a Margarito, a Mandrú, y debemos usar a favor su imagen, pretender ser ellos, con el antifaz no lograrán reconocernos... Vamos a dividirnos, a poner punto final.

—¡Somos dos contra el mundo!

—Si caemos, caemos juntos.

—¡A eso me refiero!

—¿Y entonces cuál es tu plan?

—Uno donde salimos ilesos.

—¿Ya no me necesitas? Dímelo.

—Quédate... pero jura que por lo menos uno de nosotros va a quedar como testigo... Y si, si te necesito. ¿Por qué lo dudas así, de la nada?

Justo en el pecho tres flechas. No hay amor, no puedes obligar que te lo digan cuando el afecto se muestra en días candentes. Me requiere, me necesita para esto y lo otro... El significado de amar ha perdido peso... Yo necesito pensar que llevo la mala costumbre de estar enganchado a esa palabra melosa.

Amor, sentimiento con altos niveles de azúcar, que lleva al diabético a la muerte... así lo describiría en nuestro diccionario, si tuviera uno.

En la mochila traigo nuestro traje y sombrero. Lamento que se sienta la migaja ante una bandada de palomas. Ha desistido, lo noto en el sonido de la voz... pero yo no pienso echar a perder el recorrido. Tuve oportunidad de ser igual, sino fuera por el anillo. Nuestro amor por la familia nos trajo a este sitio.

¡Reacciona, Meindert!

Comía ansias, necesito que me enseñe los presos... Niega. Ha quedado a verse con el patriarca. Solo dispuso de escaso tiempo. Lo acompaño hasta la puerta. Para no quedar como culpable me dicta el trayecto a las celdas. Insiste que uno de los dos tiene que sobrevivir... y continuar de pie pase lo que pase.

Eso último lo encuentro extraño.

Injusto.

¿A qué vamos dispuestos?

¿Quién llegará primero a la orilla?

En cambio le doy pista de la lancha, escondida bajo una carpa. Quien llegue debe arrastrarla y ponerla en marcha. Sin mirar atrás. Volver directo a casa y contar la mejor mentira. Una fuga o lo que venga en gana. Cuidar a la mascota del otro. Seguir velando la seguridad de los Crin.

Presuroso bajo al sótano. No pierdo tiempo para comunicarme con todos y quedar en un acuerdo. Sé que necesitan ansias, ese alimento del que fueron despojados... La llave de su celda. Al guardia he dejado noqueado con el puro bastón. Arriesgué el pellejo irrumpiendo a la entrada principal y no al túnel habitual.

Ser el protegido tiene ventajas.

Antes de la liberación, di instrucciones de prender fuego, a modo de distracción, reunirse a la orilla y subir a los botes... El tiempo avanza valioso. ¡Semanas fingiendo lo que no soy! Poco dormir y demasiadas pesadillas... Sin embargo, su atención va dirigida a las armas de fuego.

Hambre de venganza, así sea lo último que hagan.

Prendo fuego la cocina, después de vestirme. Sin querer Joe me encuentra en el pasillo. Iba con dirección al siniestro. Tengo puesto el pasamontañas y es complicado reconocerme. Se queda inmóvil, procesando que existo... Tenso las piernas y con un ademán lo llamo a pelear.

Me embiste como un toro desquiciado contra la pared. Entre focejeos le arranco la escopeta. Deseo luchar a puño limpio.

—Ten el valor, maldito brujo —Pero opongo resistencia, aunque posea motivos para accionar el gatillo

No, no somos parecidos.

La arrojo y emprendo carrera, pero es tarde. J me ha disparado dos veces por la espalda.

Necesitas que uno de los dos salga vivo, y lo que no sabes es que agonizo cada día.





Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora