⏳ Capítulo 66 | Revelación

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THEO




Mientras Margarito esté a cargo, más convencido estoy de visitar Barcelona.

Magno fue más susceptible al fallecimiento y quedé con el pendiente en la última llamada. Él era el único que estaba pasando por una depresión... aunque aquí estemos con la casa echa un desastre. Por teléfono me mantenían en contacto, pero quise corroborar eso de frente. A veces Magno es cruel cuando está enojado y...

es probable que peleen por sus groserías.

Aquí en Stanley la ausencia de Meindert provocó que uno en uno cayeran en cama. Mandrú fue el primero en empezar con gripe y los demás le siguieron con fiebres... Menos mal que tenía un ayudante, y sano por cierto, el querido Margarito. Iba y venía con ramas para encender el fuego. Le llevaba té y sopa a los enfermos.

Procuraba sus compresas en la frente. Dormía sentado del cansancio. Que fuera el último en recaer me hundía en temor... y encima con los medicamentos escaseando. La alacena casi vacía. Necesitábamos dinero para subsistir, arreglar la cabaña, levantar el huerto... y por otro no dejarlo solo con la responsabilidad de cuidar a ocho hermanos.

Pero la ocupación lo mantenía distraído y dejaba de tener pensamientos negativos, que debía dejarlo en sus manos... No es que le tuviera desconfianza, sino al peligro al que vivimos rodeados. No quería volver y encontrar cadáveres o desaparecidos... No estoy acostumbrado a dejarlos en estas condiciones, pero esta vez me dejó convencido.

Dos semanas mientras consiga el dinero serán suficientes... Dos semanas se pasan rápido. Para ello le he confiado la pistola. Me hubiera gustado que fuera equipo con Vincent, pero este ya no se esfuerza a escuchar... Desde que discutimos se ha vuelto distante. Prefiere comer sin compañía. Habla poco, y cuando lo hace, solo para levantar pleitesía.

Se ha envuelto en pasado, cuando el futuro continúa... A toda costa tiene que despertar. Pensar en qué se necesita, ayudar en lo que pueda... No tiene necesidad de irse a Suiza, después de esparcir las cenizas de Meindert. A ningún hermano se le ha dado la espalda, sea cual sea su preferencia sexual... Es una desgracia que crea lo contrario.

¿Dónde está el Vincent atento que acababa de llegar dispuesto a recuperar el tiempo perdido?

En el desayuno, día a día, hablaron de un sueño en común, con la visita de Meindert... Las sombras en su cara desaparecieron al relatar ese encuentro. Se levantaron a platicar aunque sea un momento, inundados de ilusión, echando de menos las cenizas... Tampoco se olvidó de mí, solo que no dije nada al respecto.

Que esa nostalgia no acabe con nosotros.

—Eres fundamental para nuestra familia y comprendo qué estás dispuesto a hacer por conseguir su entera felicidad.

La sensación de su mano en mi hombro seguía pesando... A veces volteaba para buscar a Mago, pero era inútil que mirara atrás. El perro ladraba a la nada. No importaba cuánto ruido hiciera, jamás lo iba a soltar. Que Margarito expusiera su vida en el bosque solo por el descuido de un perro caprichoso... no valía la pena.

Castigado en el cuarto de leños.

Los dos estábamos ocupados como para sacarlo a pasear, y además no dejaba que le toquemos. Quizás deba su comportamiento al estrés por el cambio de sitio. A pesar de mostrarme los dientes con frecuencia, había pensado llevarlo al veterinario en cuando regrese. Debe tener una dolencia física aparte de la emocional.

Fui a despedirme, a excepción de los que dormían profundo. Hace días que estuve componiendo y tapando las entradas a la recámara de Meindert. Tan imposible de traspasar. Así lograré mantenerlo a raya mientras no estoy... Hasta el cansancio estamos con ese mal carácter suyo... Ya luego tendré oportunidad de arreglar con Magno su regreso definitivo a Suiza.

Antes que cometa un ataque de histeria.

🍂🍁🕰️🍁🍂


William y Dorotheo, con cartel en mano, dieron señal de bienvenida. Subimos en coche para irnos del aeropuerto. Llegué justo cuando servían la mesa, y aproveché para platicar en la cena, a gusto, después de una ajetreada semana... Todo ronda excelente... y extraño. No escuché quejas... ¿Significa algo la televisión prendida y botana desperdigada por el suelo?

Subí a su recámara por la mañana, dispuesto a pedir ayuda con las reparaciones... pero todavía no despertaba. Patrick estaba al pie de su cama para atenderlo. Dice que no espere y me da información de su situación médica. Era tan grande la ansiedad y depresión que le recetaron somníferos. Tenía prohibido el alcohol y las malas noticias.

Lo último que quisiera es causarle una molestia, pero por mis hermanos soy capaz hasta de la peor vergüenza... Le explico la situación y por dónde se necesita arreglar la cabaña... Restablecer la electricidad... Herramientas... Patrick dispone del dinero. MG lo ha dejado a cargo de la caja fuerte... Ha perdido voluntad, cómo para rendir cuentas... y eso parece alegrarme.

¿Y será siempre así?

Tomado lo necesario, pregunta por Vincent. La manera como lo dice da impresión de insinuar alguna sospecha.

—Deberías vigilar sus movimientos.

—Hago lo que puedo.

—Evita que salga de casa.

—Con lo difícil que se a vuelto... resulta imposible.

—Mantenlo a raya o acabará hundido en problemas... Y problemas muy graves.

Me muestra la carpeta que era motivo de tales dudas... Meindert, un tipo vengador, junto con Vincent, jugando al detective a nuestras espaldas... Buscando en el mapa la guarida del lobo, sin imaginar el riesgo... ¡Huyendo de la isla entre una lluvia de balas y fuego..! Y creyendo que el viaje era solo para reanudar su amistad... Tan bien lograron engañarnos.

Pero Magno en eso no resultó tonto. Él mismo mandó a seguirlos y fue el primero en enterarse de su ruta a Bélgica y partida en lancha hacia la isla de los Inquisidores... pero con Meindert enfermo, no tuvo valor de encararlo. Cómo estaba imposibilitado para cometer otra fuga, importaba menos... Y yo tenía que saberlo para conservar a Vincent bajo control.

Lo que menos quiere Magno es perder la confianza que juró mantenerle.

Llamo de inmediato a Vancouver. Quién la recibe es Northon. Dijo que esperaba ser el primero en tomar el teléfono. Ya se encontraba perfecto de salud para ayudar a Margarito con los deberes... Vincent rondaba sin éxito la habitación. El problema era que volvía a casa a altas horas de la noche. Aunque Northon lo detuvo, seguía a la defensiva.

—Es urgente que hable con ese muchacho.

—¿Quieres que lo despierte?

—No, aunque quisiera... Y sobre el plan, tengo el momento perfecto.

—¡Quiero creerte!

—Tarde, pero nunca.

—¿Y por qué tan seguro?

—Pasa las horas dormido por culpa de la depresión.

—Sí, entiendo, es tiempo que Magno ceda el trono, asi que ten cuidado con el médico de cabecera cuando cambies el medicamento.









Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora