📘 Capítulo 58 | Tocar Fondo

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MEINDERT





La amputación era como su marca de guerra, de valentía... quiera o no. Tenerlo a lado era como un sueño, algo irreal y fuera de lo común... Ojalá que así como me siento amado, él logre lo mismo conmigo, y deje de cargar con la pena del mundo... Estamos lo bastante heridos como para contemplar lo que dicen los demás.

Ellos no viven bajo nuestra piel.

Nunca lo imaginé en mi cama, y sobretodo, desnudo. Nunca imaginé satisfacerlo, besarlo, mirarlo con detenimiento, contemplar su sueño y contar los lunares bajo su cuello... Cuando acabó el acto se sonrojó de sobremanera y escondió la cara en la cobija. Yo terminé riendo y apretándolo en mis brazos.

Todos me daban la espalda, añadiendo que no servía para satisfacer, ponerles la piel de gallina... Ellos querían intensidad, y a lo que me refiero es penetración... Los paraba en seco, era muy reservado en eso, yo no compartía esa comezón por hacerlo y que me lo hicieran. A los hombres les gustaba el morbo. El sexo anal. Yo siempre les respondía que buscaran entre las prostitutas.

Tampoco venderme por una suma considerable.

Eran despectivos cuando se referían de mi, descrito como un sujeto muy parco... No todos los hombres son iguales y las mujeres accesibles. Conocí ancianas sin esposo e hijos. A muchachitas castas esperando a casarse. A estas las defendía de los bravucones. En mis viajes por Estados Unidos y Londres, ellas llegaban pidiéndome ayuda. Las salvé de ser agredidas, violadas, asesinadas...

Conocido, desde 1850 hasta 1870, con el nombre de Peter Wester... Con la firme idea de que todas se le figuraban a su difunta hermana, la que hubiera rescatado de peligros similares.

No negaré que hubo más de una que se enamoró y las tuve que bajar a la tierra, contándoles mi secreto. En vez de denunciarme a la plaza pública y pagar una condena con trabajo forzado, me mostraron complicidad. Pensaron que yo vestía de mujer por las noches, pero claro que no. Yo era Peter (Meindert) y lo seguiría siendo a su merced.

Causé envidia entre los hombres al ser seguido por un grupo de 25 féminas. Aprovechaba su compañía para derrocar los chismes en contra, pero no tardaron en acusarme de liberal. De asustar a sus hijas con ideas estúpidas sobre el matrimonio. Una por una estuvo obligada a contraer nupcias y tuve que huir a París en buscar de trabajo.

Perdiendo a los matones que me seguían la sombra desde EU.

En 1888 formo parte del circo con mis hermanos y en 1897 ocurre su ruina total. En ese momento Magno tenía planes de reunirnos en un internado, al que no nos presentamos y ni siquiera le rogamos por dinero para sobrevivir en la siguiente década... Si no fuera porque de verdad desistimos... Regresé a casa en 1967 y escapo junto a Vincent en 1976.

Nos reunimos por la gravedad de Margarito aquel otoño de 1995. Quisimos hacer las cosas bien y esperar el tiempo adecuado para asentar cabeza. Dejar de hacer locuras y niñerías. Debido a nuestra mala experiencia en el amor, juramos nunca ir desesperados tras ello. Nos metimos la certeza de que nadie iría a rescatarnos de la monotonía...

Solo deseábamos con fervor que abriera los ojos.

Para distraerse de su desnudez, se armaba de valor para platicar. Otro me hubiera dado la espalda y sugerido una propuesta indecente. A sabido ganarse mi cariño y quiero compensarlo por el pasado. No todos llegan para quedarse. Los que se van dejan una lección y evitas caer en el error dos veces... o caes más de diez veces para entender el error.

Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora