📘 Capítulo 56 | El Odio es un Afecto

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MEINDERT





Detesto el olor a desinfectante.

Extraño el aroma a tierra mojada. Quiero salir a ver el mar, pero no es temporada. Añoro que sea verano e ir a la playa a arrastrar los pies en la arena... Jugar a la pelota con Hermes y lanzar el estambre a Stanley... Dedicarle un poema a Báltico y un dibujo a Tim.

También va para tío Edmond, sobre Alec... Debe estar enterado de mi padecimiento, lamento provocarle otro impacto... Pero se empieza poco a poco, y desde hoy, con arreglarme el pelo y mirar un minuto al espejo. Mantengo aquellos dos accesorios cerca del buró. Lo menos que quiero es arrancarles la sonrisa ante una mala impresión.

Las rosas de papel han sido un auténtico detalle.

Vincent sonríe halagado. Son tantas las que me obsequia que ya he formado un ramo. El jardín no deja nada que desear y lo sabe. Las flores invernan. Todas ellas duermen... Desde que cruzamos palabra, me he vuelto a sentir mejor, y además, en una gran pizarra están pegados los dibujos afectuosos de la hermandad.

No importa el perfeccionismo, mi arte por encima de todos, ya no importa, puesto que busco consuelo y lo encuentro en lo más mínimo.

Y amanecí rodeado de paz, pero cómo siempre, dando importancia a una queja, la cuál no daba tregua en mi pensamiento. Estaba inquieto, enterado por Vincent, que Magno buscaba a Luke, aún cuando quedamos siendo amigos... Escapé por ira y no por gusto. Lo besé por despecho y sin afecto... Y si guardo el anillo es porque no tuve opción de devolverlo.

—Luke merece una segunda oportunidad, papá tiene la certeza.

—¿Y piensas lo mismo?

—No he dicho nada al respecto.

En cuanto apartó la mirada, prosigo a clavar el tenedor en el filete. Se desvaneció el apetito. La flor de papel aprieto con fuerza, la arrugo, la marchito. No evité pensar en voz alta.

—¡¿Por qué sigues estando aquí?!

—Culpa a nuestra amistad.

—Cualquiera puede tomar ese lugar, entonces.

—Parece que sí.

—¿Y esperan que sea Luke, no?

Asiente.

—¿Y esperas que yo sane tu falta de querer en sus brazos?

—Crecimos juntos, nos conocemos de pies a cabeza... pero no significa que estemos atados en una especie de compromiso... Es por eso que debo irme, para dejar esclarecer tu corazón... Este viaje lo hago por el bien de dos.

—Jamás existirán barreras ni distancia que evadan lo que sentimos.

—¡Escucha! Juegas con fuego.

—Ya me he consumido diciéndote palabras horribles, y merezco que me trates igual... pero no es justo quedarse con las manos vacías.

—Aprendí en el internado, me rehabilité, estuve como nuevo... Yo también merecía castigo por tratarte como lo hice... Pero nunca olvides que nadie es esencial, que el tiempo al tiempo.

—¿Por qué no permitirnos vivir nuestra propia historia? ¿Por qué temer en abrir nuestro libro? Estoy cansado, no puedo mirarte con otros ojos, desde aquel día en Bélgica... Yo no he podido olvidar.

—¿Por qué hasta ahora lo decides? ¿Por qué cuando me voy..? El problema es... que no quiero jugar.

—¿Tanto me quieres como para dejarme ir como si nada?

—Por eso, porque te aprecio... No sabes cuanto aborrezco las migajas, la vez que escapaste de casa, lo que nos hiciste sufrir con tu ausencia... Siempre repitiendo que me necesitas, cuando no hay nada bueno para quedarse. ¡Decide por el bien de nosotros!

—Nunca hubo un nosotros, ¿es lo que quieres escuchar, no?

—Soporté más de tres años sin ti.

—Si me he callado es por temor.

—No hace bien vivir en pasado.

—Te necesito, Vincent, y no como amigo... ¿Sabes a lo que me refiero?

—¿Tanto miedo te produce decir lo que sientes?

—Culpa a las relaciones anteriores.

—¿Y qué te hizo creer que conmigo sería lo mismo? A mi también me han lastimado, y así no te dejé de pensar, de arreglar las cosas... Te lo dije una vez. Lo volví a repetir, ¿y qué obtuve? Solo malos ratos... Nunca debiste compararme con los demás, yo no ando en busca de sexo y diversión.

—¡Admito lo equivocado que estuve!

—Solo estás desesperado, es por eso que me necesitas cerca, pero, cuando tengas a Luke, todo será distinto.

—Ni Luke, ni el pasado, ni nosotros... La enfermedad, solo ella, me hizo darme cuenta que tenemos la vida prestada, que podemos morir sin decir siquiera palabra... ¿Que pasaría si hubiéramos muerto en brazos del otro? Sin despedirse de la persona que le da sentido a nuestra vida... Solo asegura que te vas, una vez más... Solo dilo y cruza la puerta... Rehúsa mi mirada, mi mano, mi futuro... Replica qué fue un error volver a casa, que lo que pasó es producto de un sueño... Habla con la verdad, sin ver cuanta lástima te produzco.

La charola se estrella en el suelo. Vincent la lanzó con furia por los aires. Golpea contra la pared. Se abre las heridas de la mano, las mismas cuando se ensañó con el árbol de naranja. De rodillas, en la alfombra, se tira a llorar. Me levanto de la cama, asustado, para ayudarlo. Como un pajarito herido tomo su mano, pero la arrebata con brusquedad.

—Lo malo del asunto es que yo no te necesito, sino te amo... Y no estoy dispuesto a soportar más tu indecisión.

Evitaba verme a los ojos, aunque lo llenara por toda su cara de besos. En cada depositado le decía "te amo." Es increíble que sea a él a quién se lo vuelva a decir... Acabo de romper el juramento. Me invadió el miedo de ser rechazado y quedar como un imbécil con la palabra en la boca, es por ese motivo. Y ahora poco me importa, puesto que es él a quien no quiero perder.

Vale la pena serlo... por ti.

—¡Sal de mi cabeza! —pide, golpeándose la frente.

Ahora lo importante es que se quede, ya no importa cuál imbécil sea yo... No importa el camino al que vayamos, quiero pensarlo antes de dormir... No me importa compartir los cuidados. La convalecencia. ¿Cómo se recupera el tiempo? Volver cuando era ignorante. Cambiar mi forma despectiva. Nunca esperé enfermar y enfrentar los problemas al mismo ritmo.

Ahora entiendo por qué Vincent intentaba acercarse conmigo... La vida es temporal, y empeora cuando enfermas, y no iba a desperdiciar la oportunidad de arreglar lo inconcluso.

Quizás, no se veía vivo dentro de diez años... No quería morir con la palabra en la boca... Y yo ciego, resentido, burlón, escapando de lo imposible en cada oportunidad, cuando pude besarlo como nunca ese marzo de 1999. Empacar al día siguiente nuestras cosas. Confesar frente a la familia lo que sentimos. Renunciar al apellido por amor.

Por supuesto que la casa frente al canal fuera estupenda... pero vendría mejor una rodante y algunas mascotas que integren a ese pequeño espacio. Una puerta se cierra y otra se abre, siendo opción tío Edmond para pedirle empleo... A la hermandad visitar a escondidas y jamás dejar de escribirles.

—Razón y amor no hacen buenas migas —Eso último desgarró los hilos que sostenían aquellos sueños.

Toco la campana, ansioso. La hermandad viene a ver lo sucedido. Lo llevan a rastras. No responde a lo que le dicen. Me devuelven a la cama. Entro en conmoción. Tampoco puedo explicarles lo sucedido.

Se rumoran que hubo una agresión.

Éramos los correctos en el momento equivocado.








Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora