📘 Capítulo 54 | Antes de Ti

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MEINDERT





Esperan que el tratamiento funcione.

Magno se a mostrado entusiasta con traerme de vuelta a la mansión. Hasta Mandrú recobró aliento. Espero que el tratamiento funcione. Me paraliza la posibilidad de un trasplante y la esperanza de vivir cinco años, a base de medicamentos para que el órgano no sea rechazado. Quiero evitar la operación como sea.

Lo favorecedor es que me han trasladado a casa, aunque con medidas preventivas. Mi estado continúa delicado y tengo que seguir cuidados al pie de la letra. Si el tratamiento no funciona, debo volver al hospital y conseguir un donante. El donante es fácil, teniendo en cuenta que MG me respalda... Lo difícil es la operación, lo cuál ya no volveré a ser el mismo.

Ahora mi habitación queda en la planta baja y la ventana al pie del jardín. La hermandad a colmado de saludos a través de ella. Alzan cárteles con frases emotivas y globos azules. Les devuelvo el gesto, a penas si puedo levantar la mano, pero hago el esfuerzo. Muestro la mejor cara. Ellos son lo que necesito, los que esperan por verme sano...

Ellos sufren conmigo.

¿Cómo pude ser engañado con unas cuantas pastillas?

¿Por qué la estúpida idea de sentirme solo?

Alguien lleva rato parado a mi ventana. Lo atisbo. Usa cubre bocas blanco y lentes, inerte como maniquí, observando a este pobre convaleciente... Lo confundiría con Jeff, sino fuera por ese moño. Aparecía en el momento inesperado y al despertar. Ya estaba acostumbrado a la atención de la hermandad. Este me era extraño y simple.

Y de una mañana a otra, lo encuentro dentro de la habitación.

—Pareces ver a un fantasma.

—Con ese disfraz tuyo, cualquiera... ¿Se te perdió algo en especial?

—Orgullo... A esta instancia duele ser cobarde.

—Incluido yo.

—No me refiero a ti.

—Hablo por mí, Vincent... Disculpa todas esas acusaciones, estuve cegado ante las consecuencias... Disculpa el golpe a causa de ese beso tuyo, tuve miedo porque alimentó el deseo reprimido... Sé que no debí tomar las pastillas para luchar contra esa culpa, en eso me equivoqué, pero hubo un día que dejé mi orgullo atrás y te pedí perdón en una carta, la cuál, creo, jamás abriste.

—¡Y todo por orgullo..! La estancia en el internado no era mala, después de todo... y aún asi, te ignoré como fuera. Me dejé llevar por la emoción, sin antes preguntarte... No merezco perdón.

—El hubiera no existe, lo importante es el presente y parte del pasado... Los dos merecemos reconciliarnos y no importa si fue por voluntad o casualidad habernos encontrado como hasta ahora, pero hemos dado fin a la duda.

—Me comporté cómo un desgraciado al robarte aquel beso... Déjame atesorar los viejos recuerdos y quedaré en paz.

—Todos los que quieras... Gracias por salvarme y colaborar en la investigación.

—¿Lo recuerdas?

—Solo fue demencia temporal, debido a la intoxicación.

—¡Bello y terrible a la vez..! Perder la pierna es de menos con perderte a ti.

—¿Es una declaración?

Vincent baja la cabeza, azorado.

—¿Y cómo está Stanley?

—Durmiendo la siesta.

—¿Y el poodle?

—En la ventana.

Hace dos días que rascaba la puerta, queriendo meterse a la habitación. No podemos mantener contacto físico. Puedo acoger alguna bacteria. Desde el ventanal puedo verlo. Está dormido. Es triste que en sueños no existan las restricciones.

—Se un buen chico, Hermes.

Luego le pido la hora y fecha.

—25 de Enero de 2010.

En un abrir y cerrar de ojos pasó Diciembre y gran parte de Enero... Confuso. V me cuenta el motivo de su disfraz. Es por la misma diabetes que lo va deteriorando y el cubre bocas se debe a inmunidad... Sea como lo esconda, va a irse de Barcelona. Tiene mucho que contar, más que un perdón... tiene que sanar.

Atrás a quedado la culpa del pasado.

—Yo solía subir y bajar árboles. Dibujar a las personas en la playa. Esconderme de los turistas, explorar los rincones del bosque... Ayudaba a Theo con los muchachos y con Mandrú aprendí idiomas... Reprobando en Español, Alemán e Italiano.

»Cuando se acabaron las cajetillas, tuve necesidad de salir a la calle de noche... Conocí a Luke y nos hicimos amigos. La impresión conmigo, de quienes lo conocían, fue: ¿De qué año te perdiste? Esa era la razón por la que me sentí avergonzado de mi estilo, inconforme... pero Luke estuvo a la defensiva. Una razón para sentirme comprendido a su lado.

La segunda era que me invitaba las bebidas. Tuve la mala influencia de conocer a un tipo depresivo que me recomendó las pastillas. Yo hice igual, desesperado por olvidar lo mal que había hecho... Dormía mucho. Casi no salía al aire libre ni interactuaba con los demás. Perdí apetito y sensibilidad... La fecha y hora. El orden en mi recámara.

Tenía pesadillas respecto a la culpa. Primero dormía en la casa del árbol que habíamos hecho, pero por cuestiones de turistas, debimos abandonar... Luego en la bañera. Me parecía un sitio acogedor y pequeño, perfecto para resguardarse del miedo de volver a mirarse en el mismo espejo...

Con tenerte lejos yo soportaba el sentimiento... Al volver, acepté tus cambios, sino fuera por ese beso en la mejilla... Con ese beso te quitaste el disfraz, supe que nunca habías cambiado. Estabas roto en pedazos, queda claro, pero aún se podía ver mi reflejo en ti... Aunque nombrara o dibujara a Luke, estaba engañando a mí mismo.

Yo sabía la verdadera identidad de ese hombre misterioso... Eres tú, siempre lo fuiste... Estaba molesto con que pretendieras ser mi amigo, volver a serlo... Estuve seguro que lo hacías por la hermandad, el anillo, la familia... Estabas obligado. Yo en cambio me daba igual, pero Theo insistía en acercarnos. Ignoraba las señales de alerta, que nosotros nunca podríamos estar en el mismo lugar y cruzar la línea divisoria

Antes de ti nunca fui yo...

Después de ti he descubierto quién soy.

Y agradezco la casualidad.

Agradezco que, a pesar de todo, tengas la valía de venir hasta acá.

... Y personas como esas merecen lo bueno del mundo, mi amigo.








Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora