🥀 Capítulo 69 | El Amor no Morirá

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VINCENT





... Y desde aquel entonces, los sueños con Meindert son mi pan de cada día.

Sueños en el mismo campo, acostados a la sombra de ese árbol, con el riachuelo corriendo cuesta abajo y los pájaros de fondo... Suena monótono, aburrido, no obstante, para una pareja que se quiere, que se ama de verdad, el sitio es de menos cuando se pretende compartir, mostrarse afecto.

... Y más cuando sabes que esa persona se mantiene viva en un sueño.

Pero ahora encuentro algo distinto en él, y no es por su carácter, sino porque lleva consigo un bolso de mensajero, donde guarda lápices y hojas... Es idéntico al que yo le regalé, un día antes de separarnos. ¿Será que lo olvidó o..? Mejor no se lo pregunto. Se ve tan espléndido como para arruinarlo con tontas dudas.

Un beso es lo que mejor merece.

—Pórtate bien.

—¡Trato de hacer lo que pueda!

—... con la hermandad.

—No me pidas mucho... y menos en un día tan bonito como este —No canso de implorar.

Unas niñas vienen a nosotros. Me hacen sentir halagado que jueguen con mis manualidades, las flores de papel... Meindert se les junta y yo en cambio soplo burbujas para ellos. Las niñas rondan por los seis y la del asiento portátil, a lado mío, una bebita de un año... Y a esta la reconozco. La eligiría entre miles por esa mancha de nacimiento en forma de pera, justo en la mejilla derecha.

La pequeña Marjolein.

Descansa tranquila y sus mejillas coloradas anuncian lo viva que está. Es como un ramo de claveles, con ese ropón inmaculado... Las niñas son dos dientes de león brincando con el viento... A Meindert lo desconozco de tal manera, sonriendo apacible, satisfecho, y creo que debe ese sentimiento a la paternidad, a la alegría que provocan los vástagos.

Meindert dice que la cargue, aunque sea un rato. Me pone a pensar, puesto que no quiero despertarla, asi de sorpresa. Entre tantas insistencias acepto y, al hacerlo, ese sentimiento se me transfiere. Se nutre. Es fascinante... Las niñas se colocan en mis costados para apreciar de su encanto... Aquí el único que hace falta es Patrick.

—¿Y qué me dicen sobre Vincent?

Entre risas nerviosas comienzan a decir cariñoso, valiente... guapo... No hacen nada los halagos, pero me parecen exagerados, hasta incómodos, no obstante, viniendo de parte de un niño causa simpatía o vergüenza... Aunque estaba agradecido que se tomaran la valía, porque no me considero la mitad de lo que creen que parezco.

—Perdónalas, hace mucho esperaban conocerte.

Y cuando parecía ya gustarme a ese ambiente familiar, desperté por motivo del dolor en las articulaciones. Lamenté no tener tiempo de sobra para disculparme con las niñas, y despedir a mi querido Meindert... Era casi mediodía y no podía faltar a la búsqueda de Joseph, sin dar importancia a un pequeño inconveniente: mi vista estaba empeorando.

... pero tuve mala racha. Ninguna novedad. No apareció en el parque. El negocio seguía cerrado. Hace un mes que era la misma situación, y yo atemorizado con una idea; Richard dando con él... Habitaba en el segundo piso de la tienda, asi que no tenía otro lugar al que buscar. Los vecinos tampoco supieron dar explicación, solo vieron subir a la familia a toda prisa, en un taxi, por una supuesta "emergencia."

La zozobra se vuelve real.

Y derrotado, sin obtener respuestas, recorría las calles. A Vancouver empecé a conocer. Yo siendo una persona de mundo e ignorando al país del maple. Tal vez tome un tour por los estados... aunque me hubiera encantado conocerlo junto con Meindert. Cuando escucho Quebec, me trae sinsabores, y entre ellos destaca el nombre de Luke.

Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora