📘 Capítulo 44 | Descendientes

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MEINDERT




¿La peor decisión?

¿Un mal resultado?

Lo sé.

Tantos hermanos y siempre con dirección a Vincent. Lo mismo, pero conozco su manera de comerse al mundo. Debe ser un aliado muy útil. Una brazo reconfortante... Es muy cercano a mí, le conozco su peor faceta, nunca podría echarse atrás... por algo las casualidades nos mantienen cerca.

Un puñado esperando ser aprovechado.

—Te vendría de maravilla montar a Báltico.

—Desde el accidente en esquí, con un brazo roto y tres costillas, he perdido posibilidad... ¿Y tú?

—Algo similar me lo impide.

Tampoco quiero que algo malo le suceda... Nos suceda. Estamos expuestos a fracturas, a perder la vida... ¿En qué estuve pensando? Este viaje lo tengo que hacer solo... Lo debo traer de vuelta. Detenerlo. Amenazarlo si se le ocurre hablar...

Detenerlo en seco antes de pisar la oficina. Soy estúpido por acompañarlo hasta ahí. Está decidido a pedir permiso. Apenas le sigo el paso. Cruza la puerta... He perdido toda posibilidad. No tengo de otra que observarlo. MG lo ha escuchado. Le da vueltas, con la boca arrugada de disgusto.

Duda en tragar la mentira del supuesto viaje a Holanda.

—¿Y quién será tu acompañante?

—Meindert.

—¿Nos cedes unos minutos?

Vincent salió y con él mi valentía. Sin embargo, la razón era más suya que mía. Pone las cartas sobre la mesa, me hace entender que V es libre, pues le ha permitido que busque pareja... y no la del sexo opuesto.

—No quiero que sea motivo de malos entendidos.

—¿Y se puede saber la razón? —Estaba "un poco" celoso del privilegiado.

—Eso no me corresponde, a menos que él decida contártelo, pero eso no quita que ustedes sean libres dentro de diez años... Lo importante es que ahora tú pasas a ser el bastón con que se apoya.

Me sentí como Mandrú al principio. ¡La sombra del hijo predilecto! Magno sabe que es homosexual y anda más orgulloso que molesto. ¿Y si fuera yo? ¿Por qué aquel brusco cambio de actitud? ¿Hasta cuándo decidirá contarlo?

—A uno de nuestros muchachos hemos de amar sin condición. Me ha enseñado así. Lo único que puedo pedirte es que seas feliz... Enséñame a amar, hijo mío.

Dos días después hizo que saliéramos a la terraza. Lo envolvió en sus brazos acabando de decir tales palabras. V se esforzaba en no llorar. ¡Estaba hundido en vergüenza! Apenas soportaba mirarlos a todos. La atención le caía encima.

—Gracias... padre.

Supongo que el abrazo debería ser mío.

Mientras la hermandad se prometía cuidar de la sombra, tío Edmond bebía champagne en una de las sillas plegables. No, no era pariente como tal, sino socio, pero, debido a la estrecha amistad que llevaban por generaciones, Lanfranco y Crin, se le ocurrió llamarse así.

Antes de venir a Vancouver cortaron de tajo lo que les unía. Ahora, en un largo período, se volvieron a reconciliar. MG suele ser siempre la causa de tales rupturas. No importan los años de fidelidad, pues cuando mencionas lo mal que dirige su vida, se convierte en el terrible de los enemigos.

Yo, que lo conozco desde niño, todavía no logro soportar y comprender lo testarudo que es.

Lo compadezco, tío Edmond.

—¡La familia ha vuelto como al inicio! En un descuido robo a tres de tus muchachos, estás advertido.

—¡No si lo permito!

Pregunto sobre Alec, su hijo, Eso lo hace pasar a la tristeza. Su rostro se matiza de sombras. Baja la copa de su boca. Deduzco que estuviera enfermo, pero la realidad es dolorosa. Puedo creer en todo, menos en su muerte, ocurrida hace cinco años.

Recorriendo los Pirineos la maniobra le falló y terminó en el barranco. Su deporte era el ciclismo.

Se saca la cartera. Ahí guarda las fotos de su esposa e hijo. Es muy fuerte la razón para no volver a formar otra familia. Así como Magno, tío Edmond no tiene hermanos, tíos, padres, abuelos... Sufre en silencio. Utilizando como escudo la sonrisa para lidiar a la tempestad de los días.

Y yo lo abrazo, porque cuando no tienes consuelo siempre recurres a encontrarlo en los demás. Jamás conocí a mi parentesco, pero las circunstancias me otorgaron un tío. Un primo que recordaré en cada rodada. En la estrella más brillante.

El punto de reunión es en la biblioteca.

El lado oculto de esa familia devota descrita en unas líneas.

Joe lava dinero... Richard pedófilo... Marcos tratante de personas... Robinson, Romeo y David sin historial... El patriarca, Frederick, asesino de animales y personas... Quién imaginaría que aquellos empresarios eran corruptos entre la sociedad... Libres.

Nunca realizamos actos tan salvajes como esos, a pesar de tener buen apellido o cambiar nombres... pero eso no justifica que escapamos del colegio, internados, y la ley, un par de veces... Laboramos en diversos oficios. Nuestra alma era inquieta, pero nunca atraída para aniquilar.

¿Quién es más dañino para la sociedad?

—Ellos son la familia de Inquisidores que generación tras generación busca a los Crin.

—¿Qué dices?

—No es casualidad... Siempre ha vivido tal rivalidad.

—¿Entonces, Magno lo sabe desde siempre? ¿Y por qué los buscan?

—Inmortalidad.

No hay réplicas, puesto que es verdad.

Desde que conocimos a esta familia los años dejaron de pasar por nosotros. Siempre espectadores de la multitud. Testigos de la vida y la muerte. Jugando a ser otra persona para encajar a la siguiente época... ¿Y quién quería conocer a Meindert?

¡Maldigo la razón por la que vivimos en resguardo!

En 1805 el orfanato fue consumido al fuego. A la edad de once, Theo es nuestro guía, junto con Northon, Patrick y Salo. A mitad del año conocemos a los Crin. Mandrú y los demás teníamos siete. Mago nacería en 1806... Luz desaparecería dos años después.

Pero no hay lógica como para matarlos. Ellos no han provocado la decadencia del mundo. A esta instancia es desacreditado, pues soy parte de la familia, y el peso de la inmortalidad cae sobre nosotros, es personal, más no de su incumbencia.

En el aeropuerto, el hijo de otro socio esperaba abordar el mismo vuelo. Sueco. Tim Steinar. V conoció a él y a su padre en Suiza. El muchacho empezaba en el ámbito de los negocios, después de rehabilitarse del opio... Ahora que recuerdo, Hermman, Northon, Jeremy, William y Dorotheo pasaron por ese camino.

Jonathan debe estar sufriendo con rescatar a Luke.

Vincent me insiste en pasear por bicicleta en cuanto nos instalemos. Admito lo torpe que soy. Me confiesa su gusto de comprarse una casa sobre el canal. No le creo. Ama a Suiza por encima de cualquier país.

¿Y respecto a Ámsterdam?

Me tiene indiferente... Echo de menos aquella nuestra patria... Vincent hablaba muy en serio al mencionar "Holanda."

Vincent le ha prometido a Tim tocar para él.

Es hora de partir.






Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora