⏳ Capítulo 64 | Máscaras

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THEO





Los diez años fueron una mentira.

Siempre tuvimos la libertad de hacer y deshacer... si no fuera por los Cross y la inmortalidad. Desde el principio pisaron nuestra sombra y nos condenaron a las cadenas... a portar una identidad falsa. Acepté el riesgo que conlleva ser protegidos por un gran apellido... Que más daba volver a buscar otro sitio, sin embargo, hubiera provocado un destino incierto...

Lo dejaron en paz, por su salud mental, y para evitar discusiones. Vincent se encontraba agobiado, en un momento de aflicción, así que la soledad servía de aliada... Nunca más yo podría recurrir a Meindert para sacarlo de la zona... Lástima me causa su partida, cuando ya habían hecho las paces...

Demostraron que la amistad vence cualquier conflicto.

Northon y Otto optaron transplantar el brote de rosal en el invernadero. Los demás barren las hojas y batallan con el polvo... A Otto nadie lo consolaba, puesto que el invernadero estaba un fiasco, así que la voluntad de Meindert tenía que esperar un poco más... Él siempre odió la idea de parecer un estorbo, pero nada de eso me causa cuando observo la caja.

Es más, me hace compañía en ratos de reflexión.

Tal interferencia era obra y gracia de aquellos detectives, quienes allanaron nuestra vivienda... Los trastes desperdigados y grafitis con palabras groseras por la tapicería... Puertas derribadas.... El conducto de energía eléctrica roto... Saqué algunas velas y el anafre para calentar agua y comida... Con cartones se taparon las ventanas quebradas.

Hermes, a quién llevaron consigo, estaba igual de cabizbajo. Cada que tenía oportunidad de soltarse, iba a esconderse en la habitación de Meindert. Los muchachos hacían esfuerzo por sacarlo debajo de la cama, precavidos de no despertar a Vincent, pero este tenía el sueño pesado. Tan profundo que roncaba.

Los dos eran causa de lástima, y más por mi impotencia de revertir su melancolía... pero los días transcurren y no siempre es invierno. El mundo está en constante cambio y no se detendrá a arreglar un corazón roto... Fui en busca de una noche, charlar a la luz de una vela, como los viejos tiempos, pero me invadió el miedo de ser echado e ignorado.

Muy temprano salí a comprar comestibles. El desayuno estaba servido antes de la 9. Cuando dispongo a beber el primer trago de café, Vincent aparece con mal aspecto. Parecía llevar una enemistad con el jabón. De solo verlo daban ganas de exigirle que dejara a un lado el luto, que no hace bien... Desde que volvió no hace otra cosa que mantenerse encerrado a piedra y lodo.

Josh le trae una silla, pero no decide a ocuparla. Continúa parado y cargando la mirada con dirección a Mandrú... o a cualquiera de los que estamos en la mesa. En verdad no puedo empezar a comer con tanta incógnita encima, y si tenía que decir algo, que fuese pronto. No quiero que el café se termine enfriando por malentendidos.

... o quizás recapacitó y vino solo con intención de tregua.

—¿Dónde escondes la caja?

Tan bueno para ser verdad.

—¿A qué caja te refieres?

—Ya veo, jamás le has mencionado a Mago lo de su hijo perdido... ¡Qué estúpido fuimos todos!

—El tiempo cura las heridas.

—Supongo que el tiempo debe tener un parecido contigo: tarde, infiel e impotente...

—Estuvo a punto de morir por buscar a ese niño y, a lo que respecta, la mujer que lo concibió no es cualquiera... ¿Has leído los archivos por lo menos?

—Mago depende de la verdad.

—Por lo que intuyo, la mujer deber ser protegida o aliada de los Cross... ¿Y sabes que significa eso? Que pueden tomar represalias contra el menor.

—¿Entonces quieres dejar las cosas así, como si nada?

—No, solo recuperar un poco de aliento antes de la batalla —Lo mejor es que Margarito acabó llegando después, para suerte nuestra.

Nada de lo que dijimos pudo escuchar... e imploré para mis adentros que mantuviera la boca cerrada. ¿Para qué perturbar a Mago con el mismo tema? No todos nacen soportando... Ya bastante nos costó que volviera del coma... Jamás iba a permitir la destrucción de su fragilidad, hasta acabar con una soga atada al cuello.

¿Es eso lo que quieres provocar?

—¿Quién de ustedes es Lars?

La pregunta va dirigida a la hermandad. A mi conclusión, cualquiera que hubiera sido es de poca importancia... Añade una advertencia: quién hubiese sido, lo convertía en un traidor, debido a la estrecha amistad con Frederick... pero la hermandad apenas estaba enterada de la existencia de este enemigo. Es evidente que reaccionen extrañados.

Mandrú sabía el nombre de la familia que nos perseguía, pero nada entre manos para culparlo... Gran parte de su vida la vivió pegado a MG, temiendo fallarle una y otra vez, respecto a la vergüenza que ocasionó el circo... Así que Lars es cualquier otro y no estoy de acuerdo que se encuentre entre nosotros ... Los conozco y en sus ojos reflejan la verdad.

Es como si mirase en un río manso.

—Los Cross tienden a imaginar con demasía —señala Mandrú.

—Siéntate y come por lo menos...

Pasa de largo.

No hizo caso omiso a Mago.

—Volverá cuando tenga hambre —trato de consolarlo.

—Estoy dispuesto a llevar la  comida hasta su habitación.

—Una grosería más y se las verá conmigo —advierte Northon.

—Ni un día más como perros y gatos... Y sí, tienes permiso de llevarle el desayuno, a condición de procurar su higiene, y no olvides dar aviso para preparar con anticipación la bañera... Me retiro.

No acostumbro a levantarme antes que todos, ni dejar a la mitad el café o una conversación... pero necesitaba estar ausente. Sostener la calma. Esperar a que Vincent recobre conciencia. La ira no lo llevará a alguna parte. Ya luego preguntarle donde obtuvo la información y si en verdad proviene de buena fuente...

Aunque siendo de los Cross, suele ser imposible.

Discutir por culpa de una caja... y tengo fuertes razones para no dársela; procurar en equilibrio la salud de Margarito, evitar que corra riesgo de morir aquel niño... Me niego a acelerar su muerte con falsas iluciones... Muchos levantarían la mano a mi favor para borrar ese pasado... Lamento de sobremanera que no lo crea así y sea yo a quién deba acusar.

Tengo la última palabra...

... y lo sabes, Meindert.








Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora