🎻 Capítulo 47 | Renegados

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VINCENT





... Y palpitó en mi mano, desbordante de candor, la vida que faltaba al mío.

Meindert me permitió conocerlo en otra faceta, en la intimidad y complacencia... Respondía al estímulo, al jugueteo previo, al murmullo de mis palabras... La pared de hielo se deshacía con la fricción de nuestros labios... El roce de miradas.

Palpitante, mojado y libre... es como describiría a los dos.

Yo también sentí el orgasmo, la eyaculación, el cansancio de una jornada... Gemí, luego de caer rendido a su pecho. Sus manos recorrieron mi espalda... Su latido estruendoso como tambor... Ahora su pene era flácido en mi mano, igual al mío.

Pero nada es suficiente para impedir separarnos.

De sus labios nunca escapó un "te amo."

Si muriera hoy mismo, tampoco.

Tenía prohibido las emociones fuertes, pero es inevitable estando cerca de quién las causa. La adrenalina asciende y pierdo la noción a lado de Meindert... Es él quién me hace olvidar que no padezco ninguna enfermedad, que solo espero con la llegada de la muerte...

¡Es inevitable y perjudicial la sensación que provoca!

Después del médico, Tim se comunicó con Magno. Quedaron de acuerdo en traerme devuelta a España, cuando fuera apto. Ahora estaba bajo supervisión de Tim, esperando por la llegada de Theo, en Noviembre. Cuando llegue a casa Magno preguntará el paradero de mi "acompañante."

Tengo la mitad del mes para pensar en una respuesta.

Debajo del colchón saco los expedientes. Los vuelvo a revisar, a sentir repulsión, enfado... No mide el peligro. No sabrá tratar con aquellas personas disfrazadas de cordero. ¿Qué explicación voy a dar cuando transcurra tres meses o un año? ¿Estaré listo para perdonarme por dejar los días pasar?

Si piso la mansión nunca podré dar reversa... ¡Es importante para mí! Es parte de la hermandad. Los héroes por pregonar bien terminan... muertos, sin embargo, es necesario traerlo de vuelta. Cueste lo que cueste. Hice la promesa con este anillo. El expediente va a servir de brújula en la ubicación.

Si es necesario regresaré con su cadáver.

🍂🍁🍁🍁🍂


Y sí, luego de profundas cavilaciones, la carga de conciencia, el corazón a la mitad, escapé de Bélgica. A escondidas compré el boleto a Barcelona. En Cartagena renté una lancha. A la deriva, orientado por un dudoso expediente, con zozobra, inquieto de las horas. Todo cuenta, si lo veo a perspectiva de un reloj de arena.

Félix Zachary, detective y dueño de los archivos, desapareció una semana después de haber visitado la isla. Lo silenciaron. Meindert confía en exceso de su puño, la cautela, las mentiras... y yo por seguirlo hasta el fin del mundo. En eso compaginamos a la perfección.

Es uno de los motivos por el que peleamos... y terminamos reconciliando en los brazos del otro.

El guardia de la costa me revisó de pies a cabeza, limpio, pero otro dudó que fuera sospechoso. Estaba nervioso que pidiera la mochila... pero llegó un tercero con escopeta en manos. La azúcar entonces baja. Estaba aturdido. Las voces eran lejanas, las imágenes... No capto cuando me conducen dentro.

En un vaso sirven licor, del que rechazo. Su olor era muy fuerte, tanto que recuperé cordura. Las cabezas de animales disecados son lo primero que veo. Estaba en una oficina, con ambiente hostil y cazador... Un muro cubierto de armas. En nuestra familia era prohibido, a excepción de Theo, por defensa personal.

Frederick Cross estaba de frente, con los ojos sobre mí. Los anteojos le destellaban en un brillo extraño... ¿Malicioso? El hombre con la escopeta de vigila en la puerta. Parecía vivir en una pesadilla. Sin escapatoria.

Con estas emociones voy a terminar frío a medianoche.

—Es mejor que mi hijo le regrese devuelta... ¿Comprende que es una área restringida y corre riesgo de ir a prisión?

—Disculpe a la temporada por perturbar los sentidos... Puede consultar a los guardacostas el motivo de mi presencia.

—¿Qué dices, Joe, espía o detective? —Lanza la duda a juego. No le encuentro la gracia.

—Detective —contesta, luego de un crudo silencio.

—Los hemos tenido los últimos años... Ya sabrá usted, el mal en contra del bien... ¿Puede permitirme su nombre?

—Samuel Holmes.

—¿Le apetece el alcohol, Samuel?

—Intolerante, mil disculpas.

—¡Idéntico al anterior! Déjanos solos, Joe.

¿Se refería a Meindert?

Frederick se desplaza en dos ruedas. Aún no me quita la vista de encima, del modo que Mandrú lo hace... pero he sido regañado y castigado a la vez. Entrenado a aceptar las consecuencias.

—Respondo tus dudas.

—¿Qué lo atrae a los Crin? —pregunta osada, directo al grano.

—El propósito es erradicar toda maldad. Ellos son culpables de la decadencia del mundo, de pregonar el satanismo, las drogas... A favor del mal, el pecado, la blasfemia... —¡Mentira!—¿Qué venganza o suma le atraen hacia mí, Samuel?

—Mas bien es personal, pues perdí una pierna y la fe debido a los hijos de aquella familia... Vengo en busca de protección, si lo permite... —De los hombros me toma.

—Estás justo en el rebaño indicado, hijo mío... No prestes atención a las ovejas rebeldes —finaliza diciendo al oído.

La mentira me abrió las puertas de la casa principal, no permitido a los detectives huéspedes. Dijo que compartiría habitación con una persona igual de amable que yo.

Lo encuentro de espalda, jugueteando con el cuchillo. No sé si fue alegría o rabia lo que sentí.

—Hay que darle un buen uso... ¡Ni se te ocurra una barbaridad!

—Calma, lo pensé cuatro veces... ¡¿Qué haces aquí?!

—Reanudando el caso. ¿Qué traes escondido en la chaqueta?

—Un animal, es todo.

—¿Es tuyo? ¿Cómo lo has nombrado?

—Ni siquiera tengo idea de su raza.

—Es un french poodle.

Le pregunto si bajará a cenar, pero dice que no tiene sed ni hambre. Observo que se toca el abdomen. Por esta razón le pido que se quede a descansar, que yo estaré presente por los dos.








Symphony [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora