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No cabía duda que estaba loca, si, yo estoy loca. A pesar de mis locos intentos de olvidar esa sensación y escuchar a Chaeyoung en su excelente explicación, salí corriendo hacia a el baño. Siquiera le di oportunidad al profesor de decirme que si.

Respira profundo. Solo tocó tu muslo. Solo eso, es... un simple toque... Que alteró tu corazón, siquiera pudiste respirar bien ni escucharla, todo se tornó tan tenso. Su delicada mano nunca se movió, no pareció ni inmutarse sobre tu estado.

¿QUÉ TE PASA JENNIE KIM? No fue nada. Absolutamente nada, solo fue su mano tocándote como siempre. Un simple toque, como si te hubiese tocado el cuello mientras te presionaba contra la pared y...

BASTA. Debes volver a clase. Tienes quince minutos aquí, el profesor puede mandar a alguien y verte de esta manera Jennie, debes estar tranquila. Tranquila.

Camine lentamente por el pasillo, todo estaba tan callado y vacío, era claro pues había clases. Que idiota.

Respira.

— Oh, señorita Jennie, ¿se siente bien? — Apuntó él y salió de sus labios una sonrisa torcida. Mis labios estaban a punto de traicionarme.

— Si, solo que sentí náuseas... profesor — murmuré tomando mi asiento, pareció no importarle más pues no pregunto.

Sorprendida vi mi libreta, la caligrafía perfecta de Chaeyoung estaba trazada en ella junto los ejercicios resueltos. Verifique cada uno en la pizarra, al parecer las respuestas ya las había dado. Algunos dormían y otros seguían tratando de hacerlos, estaban correctos. Todo estaba correcto, soy una inútil. No sé nada. Mierda.

Vi de reojo su silueta, su reloj costoso - perfectamente adherido a su piel, era tremenda e irritante lo bien que se veía en su brazo -, su actitud despreocupada tomando el lomo de su pequeño libro de poesía con una sola mano, su pecho su alzó, tomo una respiración profunda y exhaló con una sonrisa, pasó la siguiente pagina...

¡Basta! No debes, no lo hagas.

Trague en seco, necesitaba agua. Algo para beber. No se que pasa, por que estoy tan nerviosa.

— Deja de mover la pierna, me estresas — La dejé de mover. Suspiré, pensando en por qué le hice caso. No debo, seguí moviéndola pero esa sensación... me mataba.

La dejé de mover.

— ¿Por qué tan nerviosa?

— No es- No estoy nerviosa.

— ¿Es por que resolví lo que tú deberías de haber hecho? — Pasó página en su libro — Hice mal, lo sé, pero me estrese al ver que te tardase y el profesor iba a dar las respuestas.

— Gracias — Balbucee.

— Al fin me agradeces algo — Cerró su libro mágicamente, parecía que nunca me iba mirar. Extrañamente tenía la necesidad de que me mirara aún que esté hecha un manojo de nervios cuando lo haga — De nada, de todas formas. Por algo se empieza.

No dije nada, pero su mirada me obligaba a decir algo.

— ¿Por qué te fuiste así?

— Tuve nauseas.

— No te creo.

— No lo hagas, esta bien si no me crees. Es normal que-

— Jennie, estás un poco mansa — Rio entre dientes, estaba claro que su sentido del humor era yo y mis actos humillantes — esperaba como: no te importa, idiota.

— ¿Prefieres que te hable mal?

No puedo batallar con ello.

— No, me gustas más así— Mi corazón recibió un pinchazo, un calor extremo en mi pecho y varias cosquillas en mi estomago.

BULLIE - CHAENNIE G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora