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Mi cuerpo se heló.

¿Qué tendría que decir? ¿Cómo tendría actuar? Ignorar las palabras, si muy apenas pude retenerlas sin llegar a lastimarme tanto.

¿Por qué justo ahora? ¿Él? Siempre lo supo, por eso yo estaba aquí. Por eso siempre el buen trato, no era nada de a gratis. El maldito quiso ganarme, para después que... ¿qué tramaba?

La ira se contrajo en mis puños, mis lagrimas salían por si mismas. Incluso ella lo sabía, me lo ocultó... ¡por eso vino!

Una maldita sorpresa, eso sin duda no lo es, es una pesadilla. Una mala noticia, un hecho del que jamás hubiese querido enterarme. Un error...

¿Por qué justo ahora?

Después de todos estos años, de todo lo que pasamos. Después de verlas duras cada día de nuestras vidas para salir adelante, de ver cómo mamá llegaba sin energía alguna. Una niña de ocho no entendía aquello, de por qué un adulto tendría que trabajar todo el día, pensaba que era innecesario e inútil si ella no podía disfrutar de su familia. Cuando crecí, y cuando pude ver la realidad, me odie a mi misma por ser aquello que la obligaba a quemarse las pestañas. Cada día en las mañanas me levantaba con pesar, pensando en que, mi madre estuviera perfectamente si no hubiera nacido. Tal vez sus sueños serían claros, ella hubiera estudiado la universidad sin tener que trabajar para mantenerme, tal vez, solo tal vez ella estaría mejor. Pero una vez cruzaba la puerta de mi habitación, su sonrisa resplandeciente me calmaba todas mis culpas. Ella estaría sola... su madre no la quiso, no la apoyó y aún teniéndome, siempre le mostró la espalda. Fue cuando empecé a odiar a las personas, cuando empecé a odiar a mi "padre". Todas las niñas a las que conocía, sus padres estaban allí. Al menos dándole el solvento que necesitaban sus hijos para poder sobrevivir. Eran dos como equipo, sacando adelante el producto de un error. De un fallo... pero solo éramos mi madre y yo.

Tal vez, ella estaría con el si no hubiese nacido...

Y otra vez la culpa se disolvió por odio.

Baje las escaleras, huyendo del lugar. No quería verles la cara, no quería escuchar la noticia otra vez.

Todo giraba, el mareo de mis emociones hizo efecto.

—Jennie... —Escuche a Irene a mis espaldas, incapaz de voltearme salí del bar.

El aire frío golpeó mi rostro y mis brazos, mi abrigo cayó de mis manos una vez caí en cuenta de aquellas palabras y volver por el, no es una idea que me agrada. ¿Cuál es la razón? El quiere que sepa que es mi padre, pero ahora que lo sé y siento un odio profundo hacia el, ¿que puedo hacer yo? ¿Ser obligada a amarlo o jugar a la casita? Es absurdo, tan absurdo que piense que es muy importante para volver a mi vida. Nunca necesité de él y cuando creí necesitarlo, nunca llegó y mi madre fue lo suficiente para mi.

Sentir como en mis ojos brotaban la lagrimas, una por una, me hizo sentir desesperada por no sentir algún alivio.

—¿Jennie?—Esta voz si me hizo detenerme, escuche sus pasos aproximándose—¿Qué haces aquí? Hace mucho frío, ¿estas loca?

Verla me hizo sentir más vulnerable. Caí rendida en sus brazos. Las sacudidas de mi cuerpo eran imposibles de parar, el dolor de mi pecho no me deja ni respirar.

—Sácame de aquí.

—¿De don- —Sus palabras cesaron al ver mis lagrimas, volvió a apretarme hacia su pecho—¿Y tú madre?

—Llévame lejos de aquí, por favor—Ignore la pregunta sintiéndome peor.

—Pero Jennie, tu madre esta dentro. ¿Cómo te vas a ir sin ella?

BULLIE - CHAENNIE G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora