❧Capítulo X (Parte II)

3K 189 5
                                    

🚫Escenas +18, el capítulo contiene violencia explícita

La ceremonia

Maximiliano

Bajamos las escaleras hasta el salón principal en donde se llevaría a cabo la ceremonia civil.

El lugar estaba perfectamente arreglado para continuar con la fiesta en el patio y ni hacía falta mencionar que estaba repleto de gente. Socios de todos los países habían venido a brindarnos su apoyo en este día.

Marcos y Samuel se mantenían a mi lado mientras íbamos saludando a todos los conocidos, algunos eran personas mayores ex socios de papá que se habían retirado hace años otros eran las actuales cabecillas.

—Quien diría que Vladimir gastaría tanto dinero en una bodahablo mi amigo viendo el derroche de lujos que había por el lugar.

—Supongo que quiso hacer feliz a su única hijami futuro suegro era conocido por ser un hombre avaricioso y tacaño.

El ambiente estaba demasiado agradable se notaba que todos la estaban pasando bien. 

—Mira a quien tenemos aquí. – me giré al reconocer la voz.

Exequiel De Lucas

—Y después dicen que los milagros no pasan – se aparece su hermano.

Sonrió mientras nos estrechamos en un abrazo.

—Bienvenidos.

Hago lugar para que saluden a Marcos y Samuel. Y nos quedamos hablando un buen rato, hasta que la música nos hace saber que es la hora.

Me despido y tomé el lugar que me correspondía mientras esperaba que la niñata aparezca. El juez intercambia algunas palabras explicándome como sería el orden de todo.

A lo lejos veo a Vladimir disculpase y subir las escaleras. Las manos comenzaron a sudarme acorde a los nervios que salieron a flote.

Jamás había estado tan nervioso en toda mi vida.

—Para tus manos habla mi hermano extendiéndome una servilleta. 

Él y Marcos serían mis testigos mientras que lo de la niñata eran el idiota y la muchacha a la que la llamaba Ann.

—¡Gracias! centro mis ojos en la escalera, esperando que la niñata aparezca en mi campo visual.

Y lo hace, mandando una corriente eléctrica a todo mi cuerpo.

Bajaba sonriente del brazo de padre. El vestido blanco que traía puesto se le pega al cuerpo dejando poco a la imaginación. No pude evitar detallarla, estaba levemente maquillada y llevaba el pelo recogido con un moño alto.

Asiento ante los halagos que escucho a mis espalda.

Se veía hermosa la condenada, perfecta.

Nuestros ojos se encontraron cuando bajo el último escalón y no pude evitar sonreírle mientras caminaba los últimos pasos.

—¡Te estoy dando lo más valioso de mi vida por favor cuídala mucho!exclama Vladimir.

Toma su mano y la extiende para que pudiese tomarla. La ayudo a subir el escalón improvisado. quedando frente al juez.

—¡Estas bellísima!no pude no evitar alagarla, por más niñata que fuera, la deseaba, su pequeño cuerpo me traía loco.

—También estas muy lindo me sonrió. No quería apartarle la mirada, me gustaba la ola de sentimientos que hacía crecer en mi interior.

Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora