❧Capítulo XXXIV

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Isabella

Por más que el agua corra, no logra borrar la suciedad que siento en el cuerpo. Las manos se deslizan hasta mi vientre aumentando este sentimiento que surgió repentinamente.

Soy una mala mujer, lo sé.

Pero qué se puede hacer cuando las ganas y el morbo superan todo en este mundo. Qué se puede hacer cuando todo aquello que está mal, en realidad. es lo mejor que nos puede pasar.

Sus primeras palabras, sus roces, su contención cuando él simplemente me tomo y destruyo, sus labios, su forma de ser.

Todo en Samuel Wolf gritaba peligro, pero era un peligro que estaba dispuesta a correr si el resultado siempre me traería a él.

Revivo lo que acaba de suceder una y otra vez en mi mente, y no me arrepiento. Estoy segura que lo volvería a hacer.

Salgo, me seco y visto lo más rápido posible. Tengo hambre y ganas de salir corriendo.

—¡La pasta esta lista!afirma desde la cocina. Su áspera voz retumba en el interior mandando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

Tomo asiento en una de las butacas apreciando cada uno de sus torpes movimientos.

Se gira y me sonríe al mismo tiempo que deposita un plato repleto de espaguetis. —Graciasmurmuro.

—Espero te gusten, hice mi mayor esfuerzo – dice ubicándose con su plato.

Empiezo a comer intentando evitar la charla que sé que vamos a tener que tener en algún momento. Lo que acabamos de hacer no es nada bueno y puedo costarnos demasiado.

Puede costarme demasiado, en realidad. Soy consciente de que Maximiliano jamás haría algo en contra de su hermano, en cambio a mi puede hasta matarme.

—¡Están muy buenos!le hago saber con la boca llena. No es un comportamiento bueno, debo parecer una muerta de hambre, pero es que en verdad están deliciosos.

Me sonríe e incentiva a seguir comiendo.

—Luego de comer te llevo a la mansión – habla.

Levanto la vista del plato encontrándome con sus adorables ojos miel. Aquellos faroles destilan dulzura por donde los mires.

—¿Estás seguro? Puedo ir sola

—No voy a dejar que vallas sola Isabella.

—Está bien – respondo dándole fin a la charla.

Terminamos en silencio, como si no acabásemos de cruzar una línea que no tiene vuelta atrás.

—Las clases comienzan prontome hace saber.

He estado tan sumida en él, en su hermano y en el bebe que pase por alto algo tan importante como mi primer semestre en la universidad.

La vuelta a la mansión Wolf es peor, lo único que mi mente desea es que Maxs no esté cuando lleguemos, lo menos que necesito en estos momentos es que nos vea juntos nuevamente.

Maximiliano Wolf es muchas cosas, menos un idiota.

Mi deseo se cumple y subo casi corriendo los escalones que llevan a la habitación, no tengo la fuerza mental para enfrentarlo después de lo que hice asique solo me acuesto deseando que sea un nuevo día.


Maximiliano

Los frenos chillan al apretarlos y por unos segundos dudo al abrir la puerta del auto. El edificio en donde me esperan se alza frente a mis ojos y por más que sea lo que necesito cierro la puerta poniendo nuevamente el motor en marcha.

Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora