❧Capítulo XII

2.8K 157 3
                                    

Maximiliano

Me arrepentí de lo que había hecho justo después de salir de la habitación. Quizás se no hubiese atendido la llamada, si no lo hubiese escuchado las cosas hubieran sido diferentes.

No quiero justificarme porque no existe cosa alguna, tampoco puedo pedir perdón ya que no está en mi naturaleza, solo me queda enfrentar y hacerme cargo de mis actos.

¿Cómo podría volver a mirarla a la cara después de haber apagado su luz?

Verlo sonreírme a lo lejos sabiendo lo que había hecho me hacen refugiarme en el alcohol.

Y es que nuestro apellido esta maldito.

Wolf significa lobo, y por muchos años, esos animales inteligentes y protectores fueron considerados bestias desalmadas.

Los hombres de traje me hablan y solo me dedico a sonreír como si estuviese prestándole atención, tantas mujeres y yo lastimo a un ser lleno de luz.

—¿Qué te sucede? – indaga Marcos.

Lo ignoro yéndome por otro trago.

—¡Deja de tomar! – interviene Alexander quitándome el vaso.

Quisiera decirle que se valla a la mierda, pero una voz me quita la respiración.

—¡La novia ha vuelto! grita quien reconozco como su amiga.

Mis ojos la buscan, se la ve apagada, sin vida. Me niega la mirada tomando del vaso que tiene la mujer a su lado. La sigo con la mirada mientas va por más alcohol y pierdo la cuenta de cuantos se ha tomado después del sexto. 

Mi mente me juega sucio llevándome al pasado cuando mamá no hacía otra cosa que beber y beber, nada la llenaba de tanto placer, ni siquiera golpearnos, que llenar su organismo de líquido trasparente y repudiar su vida al lado del gran Martin Wolf.

La veo moverse al ritmo de la música, pero no es más que una coraza vacía, sus ojos están desorientados y pega un grito que me hace caminar en su dirección.

—No dejo de beber nada, bastardo hijo de puta grita valla uno a saber a quién y mi suegro intenta sacarla del lugar, mi colera aumenta cuando intenta pegarle al final se termina yendo con su amiga.

—¿Qué mierda le pasa a tu hermana? escucho levemente cuando llego a su lado.

El idiota no sabe que responder y se encamina para la casa, lo sigo ya que necesito corroborar que está bien.

La encontramos en la sala haciendo un esfuerzo por no llorar, me siento tan culpable de su estado, sigue diciendo incoherencias hasta que se para y si no fuese por Marcos se va de cara al suelo.

Nos insulta y sube la escalera a los tropezones. Intento seguirla, pero la mano de quien menos esperaba se ciñe en mi brazo.

—Sos una porquería – alega.

Su mirada es fría, llena de repulsión. Me zafo y me dirijo a la salida, huyendo como el cobarde que al fin y al cabo si soy.

Tengo sed, pero no de agua sino del líquido carmesí que tanta paz me trae, deseo sangre.

Deje el auto en una de las principales calles de Rusia. Tanteé el arma que siempre me acompañaba en mi cadera y salí caminando en busca de una nueva presa.

Wolf era lobo, bestia. Y por ende necesitaba una presa.

La encontré en un callejón haciendo lo mismo que había hecho yo por la mañana quitándole la luz a alguien, me vi reflejado en el asqueroso sujeto que golpeaba el rostro de la muchacha.

—Suéltalaexigí soltando un tiro al aire. 

Él se separó rápidamente y la muchacha callo aferrándose a si misma, tal como lo hizo Isabella.

Di unos pasos y terminé a centímetros de su rostro. Le di un golpe de puño cerrado que lo llevo al piso, la rabia me estaba carcomiendo mientras arrojaba patadas por todo el cuerpo. El hombre se quejaba mientras intentaba cubrirse, saque el arma terminando con su suplicio dándole dos tiros en la cabeza.

—¿Estas bien? me acerque lentamente a la muchacha detallándola. No parecía tener más de diecisiete años, me sorprendió cuando se tiro a mis brazos abrazándome mientras susurraba un gracias.

—¡Tranquila! ¿Cómo te llamas? me atreví a acariciarle el pelo intentando que dejé de llorar y me soltase.

—Soy Azulresponde.

—Vamos Azul, salgamos de este lugartomé su mano y comenzamos a caminar fuera del callejón en dirección al auto. Ella me siguió confiada sin saber que era peor que el bastardo que dejamos atrás.

No volví a la mansión, no tenía ganas de verla.


Samuel

Me quede toda la noche cerca de la puerta. Las personas que rondaban los pasillos me miraban extrañados, pero ninguno se atrevía a decirme nada.

Muchas veces, mi apellido era algo bueno.

No podía quitarme su rostro de la mente y maldije golpeando la pared el no haber podido ayudarla de otra manera.

Las ganas de matar a mi hermano eran enormes, pero en el fondo sabía que no era capaz.

Pase el tiempo jugando con el celular, pensado en la universidad y contando los mosaicos del techo. Una noche fría y largo.

Su llanto mermó pasada las cuatro de la mañana y fue cuando decidí irme a mi habitación a intentar dormir un rato.

Quizás estaba enloqueciendo, pero de ahora en más iba a protegerla de todo y de todos.

👻¡Hola nenes!
👻Que error tan grande cometió Maximiliano.
👻¿Quién creen que es el hombre que le sonreía a Max?
👻¿Qué pasará con Azul?

Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora