Por fin viernes por la tarde y ya se han acabado todas las clases. Ahora, a por las vacaciones de Navidad, toca comprar regalos, adornar la casa y disfrutar de los últimos días del año antes de empezar un nuevo y emocionante 2011. Aunque, la verdad, habría preferido acabar el trimestre de otra manera... Todas mis amigas se han ido a celebrar el inicio de estos días de fiesta con sus respectivos novios, pero ¿y yo? Soy la única del grupo que no tiene un chico a su lado con quien pasar tardes de frío abrazados por Barcelona, la única que no tiene ninguna historia que contar llena de besos y sorpresas inesperadas, aunque la verdad es que nunca me ha importado, hasta hoy; justo hoy me quedo sin ese plan espontáneo y divertido con mis mejores amigas. En fin, hace frío y no quiero pasarme el viernes en casa, así que me he ido a un Starbucks que hay delante de la Sagrada Familia, muy cerca de mi casa, a escribir uno de mis peculiares poemas sobre ese amor perdido, ese amor que aún no ha aparecido en mi camino. Entro en el establecimiento. «¡Uf! Qué bien se está aquí dentro», pienso mientras me pongo en la cola para pedir mi consumición. Mientras espero mi turno, examino el lugar con detenimiento para encontrar algún sitio cómodo donde poder sentarme delante de ese papel para empezar a escribir una corta pero intensa historia más. Unos minutos después, tengo en la mano mi Caramel Macchiato recién hecho y subo a la sala superior del local, ya que la dependienta me ha sugerido que pruebe suerte en la parte de arriba al ver que por allí abajo sería difícil encontrar un buen sitio, y no se equivocaba; esta sala es perfecta, no hay prácticamente gente y el ambiente es ideal para pasar una tarde perdida entre ideas y recuerdos. Me quito el abrigo y la bufanda, y me siento en un sofá al lado de la ventana. Pero hay algo extraño. «Espera, ¿qué es esto?».
Me vuelvo a levantar y veo que me había sentado encima de un libro, va a tener razón mi madre cuando me dice que no me fijo en las cosas que tengo alrededor. A tres metros sobre el cielo, reconozco enseguida el título, ya que hace unos días Cris me habló de él en clase, recomendándome que lo leyera cuanto antes, ya que era una historia realmente preciosa. Vaya... ¿así que este sitio perfecto está ocupado? Aunque llevo unos minutos allí y no ha venido nadie... Bueno, me sentaré, y si viene la dueña del libro, me iré a ese otro sofá que está al fondo de la sala. Me pongo a escribir, a pensar qué sentimientos puedo plasmar en esa hoja tan blanca, qué sentimientos son los idóneos para hacerlos palpables una fría tarde de diciembre. En ese momento, mi mente se desconecta de la realidad, no escucho nada más que mis pensamientos, es como si el mundo exterior hubiera desaparecido y me encontrara en una burbuja ajena a todo lo que tengo alrededor. Pero de repente oigo que me están hablando: «Perdona, pero el libro que tienes ahí es mío». En ese momento vuelvo a la realidad, salgo de mi propio mundo y al levantar la vista veo sentado frente a mí a un chico que debe de tener un par de años más. «Perdona, pero es que al ver que no venía nadie, pues me he sentado yo. ¿Llevas mucho rato ahí?». «La verdad es que me he sentado hace un rato y parece que no te has dado ni cuenta hasta ahora. ¿Qué estás escribiendo que te tiene tan absorta?». «Una historia, aunque aún no está acabada. Oye, toma el libro, que me lo voy a acabar quedando». «Gracias, me llamo Óscar, por cierto, ¿y tú?». «Yo soy Andrea, encantada». «¿Te importa si me quedo contigo? Es que mis amigos se han ido con sus novias a dar una vuelta y me han dejado sin planes para hoy». «¿En serio? Entonces estamos igual, porque mis amigas tam- bién han desaparecido esta tarde». Empezamos a hablar y a hablar como si nos conociéramos de toda la vida, la verdad es que hemos conectado. Pasan las horas y al despedirnos nos intercambiamos los números de móvil, prometiendo llamarnos. ¿Quién dice que este misterioso chico no pueda ser el que llevo buscando? Quién sabe. Lo que sí tengo claro es que esta vez sí voy a tener una historia que contar.
Andrea
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Un libro y un café
RomanceUn libro y un café es un libro de microrrelatos organizado por Everest y Starbucks. Es un libro escrito por todos los seguidores de Canciones para Paula y amantes de la literatura juvenil romántica. Descubrirás historias divertidas, inolvidables y l...
