Un libro y un café

Un corazón en un café

Sandra está algo nerviosa, su amigo de toda la vida la llamó ha- ce unas tres horas pidiéndole quedar, tenía algo muy importante que decirle, no tenía idea de qué podía ser, no le apetecía nada ir, tenía demasiados problemas en la cabeza: sus estudios no iban demasiado bien, su mejor amiga se fue a vivir a otra ciudad y, por si fuera poco, sus padres discutían a todas horas: entre ellos, con ella, con sus hermanos... No podía más... Se sentía sola... muy sola.
Se dispuso a arreglarse, miró el reloj y, con mucha prisa, cogió el dinero de su hucha antes de salir corriendo hacia la parada del bus... ¡Solo tenía diez minutos para llegar!

Mientras tanto, en otro lugar algo cerca del centro, un chico esperaba delante de la puerta de un café a su mejor amiga, se había arreglado para la ocasión y tenía en su mano una rosa especialmente para ella; estaba nervioso, tenso, y en su MP3 se puede escuchar su canción favorita: Hold My Hand.
Miraba para ver si la encontraba y ahí delante, a su izquierda, estaba ella, tan guapa, tan bonita con su pelo color pelirrojo, sus pequitas y sus ojos enormes mirándole con una sonrisa en sus labios.
—Hola, Sandra —le dijo él con una sonrisa—, me alegro de que pudieses venir —a continuación le entregó la rosa.
—Buenas, Carlos —dijo ella simplemente, mirándole con ner- viosismo.
Entraron al café y Carlos llamó a la camarera y le pidió dos cafés. Cuando los trajo, Sandra se quedó impresionada, su café tenía un corazón en el medio y el de Carlos ponía: «Sandra, te quiero...».
—Carlos... ¿qué significa esto? —dijo ella sorprendida.
—Simplemente significa que estoy enamorado de ti... No tienes por qué decírmelo ahora, puedo esperar...
Se acercaron el uno al otro cerrando los ojos poco a poco para fundirse en un beso lleno de esperanzas por un futuro juntos.

Blanch