Más que una simple mirada

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Ya empezaba el invierno y el frío cada vez se notaba más. Era un viernes, yo salía de clase acompañada de cuatro amigas. A causa del mal tiempo, decidimos entrar en un Starbucks. Ninguna tenía dinero, solo yo. Pensé en invitarlas a todas, pero no llevaba el dinero suficiente y decidí ponerme a la cola. Mientras pensaba qué tomar, los dependientes del establecimiento se intercambiaron el puesto. Cuando llegó mi turno, el chico que me atendió estaba nervioso y, sin quererlo, me arrojó el café sobre mi nueva camiseta comprada en el Stradivarius el día anterior. Enseguida se disculpó y decidió no cobrarme la bebida debido al pequeño incidente. Volviendo a la mesa donde me esperaban las chicas, se me escapó una pequeña sonrisa. Era bastante guapo el chico, y tenía unos ojos color azul cielo. Al sentarme, empezamos a planear las vacaciones de Navidad, qué plan tendríamos para Nochevieja... De vez en cuando, me giraba en torno al mostrador y cuando mis ojos se cruzaban con los suyos, me volvía rápidamente. Media hora más tarde salíamos del bar y yo fui a darle las gracias por invitarme, y el chico me entregó una servilleta doblada que me dijo que no abriera hasta llegar a casa. Emocionada, me despedí de él con una gran sonrisa y me fui al centro comercial con mis amigas. Estefanía, la más curiosa de todas, me preguntó que me pasaba, ya que me notaba algo distraída, y en seguida se lo conté. Me dijo que no era nada fuera de lo normal, simplemente le había gustado al chico y me apuntó su móvil para quedar con él más veces. No sabía por qué, pero algo en mi interior me decía que no llevaba razón, que aquel chico era diferente...

iiiiikkkaaaaa

Un libro y un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora