Ámame intensamente

50 4 0
                                        

Todas las mañanas, la misma rutina. Se levanta, despeinado. Se arregla cuidadosamente. Luego, ya en el desayuno, me agarra suavemente con sus gruesas manos. Entonces, solo entonces, me huele, me respira, me susurra: «Tú, solo tú, haces que empezar un nuevo y fantástico día sea posible». Después, me besa dulcemente, una y otra vez. Mis fríos labios de porcelana rozan los suyos, cálidos como el sol. Nos miramos con los ojos cerrados y nos decimos mutuamente «te quiero».

En ese instante de felicidad y gozo insospechados, abrazo mi suerte, y me digo que nadie, nadie, podría amarme tan intensamente a mí; una simple, sencilla, taza de café.

Cereza

Un libro y un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora