Un amor y un café

77 1 0
                                    

En una mañana poco soleada. Como es habitual allí. En una vieja cafetería de Nottingham, se encuentra una adolescente de dieciocho años recién cumplidos esperando a un chico con el que se había citado a través de una amiga.
Dos semanas antes.
María esta hablando con su mejor amiga Sandra sobre la noche anterior.
-¿Qué demonios te ocurre, María? -pregunta con mucha cu- riosidad Sandra-. Llevas toda la mañana sin decir ni una palabra. Distraída. Ausente.
-Anoche descubrí a Mario en un restaurante con otra chica. ¡¡Se estaban besando!! -entonces un llanto se le escapa.
-No te pongas así, ese capullo no merece ni una lágrima tuya. ¿Sabes qué? Te voy a presentar a un amigo. Está estudiando Arquitectura. Y ¡¡tiene un culo...!!
-No, por favor. No me apetece conocer a nadie.
-Anda, no seas así. ¡Te vas a enamorar de él en seguida! -bromea Sandra. Pero lo que no saben es que quizá no sea una simple broma.
María, no muy convencida, acepta. Piensa que posiblemente así pueda olvidar a Mario.
Primeras horas de la mañana. Sábado. En la cafetería.
En una mesa cerca de la ventana, allí está ella. No muy segura de lo que está haciendo. Decide pedir un café frappé. Está leyendo un buen libro, Canciones para Paula. Es realmente precioso. Su preferido.
De repente escucha una voz detrás de ella. Muy bonita. Se gira. Un chico alto, moreno y de ojos verdes.
-¿Eres María? -pregunta Hugo. Desconcertado por su belleza. Sus preciosos ojos, tan grandes y tan azules. Brillan con fuerza.
-Sí, soy yo. Encantada, Hugo -se dan dos besos-. No sabía si vendrías. Cuando Sandra me propuso conocerte, me pareció una locura.
-Yo pensaba lo mismo y por eso me dio un poco de miedo. Pero ahora que te conozco estoy feliz de haber venido y de que gracias a Sandra nos podamos conocer -él estaba nervioso. Sin saber qué decir, con miedo a decir alguna estupidez. Algo inapropiado.
-¿Qué te apetece hacer? -pregunta María con una sonrisa.
-Estar contigo y poder contemplar esa preciosa sonrisa es más que suficiente -¿le empezaría a gustar?-. Voy a pedir un capuchino.
María está eufórica. No pensaba que fuera tan guapo. Tan simpático.
Después de esa agradable mañana conociéndose, decidieron quedar. Se dieron los correos electrónicos, los móviles, y prometieron llamarse más tarde.
Un mes después.
Están tan enamorados el uno del otro que ni siquiera se dan cuenta de lo rápido que ha pasado el tiempo. Gracias a su amiga y a ese café se conocieron. Y olvidó a Mario.
Pasan muchas horas juntos. Queriéndose. Enamorándose a cada minuto más y más. Besándose. Disfrutando. Pero cuando están separados las horas les parecen una eternidad. Se llaman. Hablan por internet. Y se muestran lo mucho que se quieren.
Están felices. Tanto como no lo han estado nunca.

Smile

Un libro y un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora