01 - Muerte por ebriedad

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El día de clases era bastante tranquilo dentro de lo posible si es que podemos definirlo así

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El día de clases era bastante tranquilo dentro de lo posible si es que podemos definirlo así. Jōtarō estaba en su salón de clases haciendo anotaciones en su libreta sobre la explicación que hacía el profesor de turno.

Sí, a pesar de que para cualquier estudiante de preparatoria era algo aburrido y rutinario ir a clases, trabajar y poner atención a los profesores, esto era algo bueno para Jojo. Aunque su rostro mantuviera una expresión poco amigable casi todo el tiempo, por no decir siempre, realmente le agradaba volver a la normalidad y continuar con su vida como cualquier persona común y corriente. Sobre todo, después de haber pasado casi dos meses ausente a causa de su viaje a Egipto.

Dicho viaje a Egipto que duró cincuenta días, era una etapa de su vida que Jōtarō ya había dejado atrás, o al menos eso intentaba hacerlo, ya que las amistades que había forjado en ese período jamás serían olvidadas ni aunque lo quisiera.

Si hablamos a gran escala, haber cruzado casi todo el mundo evadiendo sus responsabilidades como estudiante, tuvo sus resultados positivos al haber acabado con un enemigo que representaba una amenaza tan grande como para dominar el mundo si seguía libre continuando sus planes de alcanzar el cielo; como también haber salvado la vida de su propia madre.

Ahora, hablando en términos académicos, haber pasado dos meses fuera de la escuela sin ninguna justificación creíble, fue mérito de expulsión para Jōtarō que no tuvo de otra que retomar las clases en otra escuela. Esto por supuesto que no le fastidiaba en absoluto al joven Kūjō. Perder el año era el precio mínimo por salvar la vida de su madre que pudo haber muerto si Dio Brando continuaba con vida.

Por fortuna, su madre, Holy, había encontrado una escuela con cupos disponibles para ingresar incluso aunque estuvieran a mitad del curso.

Sin embargo, la optimista Holy lo vio como una segunda oportunidad para que su preciado hijo pudiera comenzar de cero en una escuela distinta, de tal forma que su mala fama como delincuente, no sería conocida. Sí, había tomado la decisión de que Jōtarō se librara de ese título.

Al joven Kūjō no le importó lo que hiciese su madre y ni siquiera esperó que su padre estuviera involucrado en dicha decisión.

Realmente, Jojo dejó de tener expectativa alguna en que él venga a casa a pasar tiempo con ambos. Esa ausencia paternal, era una de las causas de la rebeldía del joven, aunque lo hacía más para aparentar y verse genial, ya saben, como todo adolescente cualquiera. No obstante, su estoicismo, seriedad y poca expresividad, si fue algo desarrollado por cuenta propia hasta el punto de volverse su personalidad desde ese entonces hasta el final de los tiempos.

Simplemente, su padre pasaba casi todo el tiempo fuera de su hogar debido a su trabajo tan ajetreado como un músico. Por eso mismo, daba igual que hiciera, nada, absolutamente nada cambiaría.

La campana sonó, indicando que la clase de turno finalizó y con eso, la hora del descanso había llegado.

Todos los estudiantes se levantaron de sus asientos tan pronto como fue posible y comenzaron a salir en compañía de sus amigos mientras charlaban. El último en salir, una vez que todos se habían ido, fue Jōtarō, quien no tenía ni un solo amigo en la nueva escuela a la que se había transferido.

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