28 - Lado sensible

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Incluso después de haber desmantelado toda una facción relacionada a la brigada del caos, parecería que habría paz por un buen tiempo pero era todo lo contrario

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Incluso después de haber desmantelado toda una facción relacionada a la brigada del caos, parecería que habría paz por un buen tiempo pero era todo lo contrario. Más y más enemigos aparecian, esta vez dentro de la ciudad donde llegaban oponentes humanos, miembros pertenecientes a la facción de héroes. Tras combatir con ellos durante varias ocasiones, llegaron a la conclusión de que eran enviados a luchar con ellos para alcanzar el Balance Breaker debido a que la mayoría de ellos, eran portadores de Sacred Gear.

Para el grupo Gremory, se volvía más complicado batallar con ellos a causa de que cada vez llegaban enemigos con habilidades mucho más complicadas, pero había alguien que era invencible al tratarse de humanos, y ese era Jōtarō Kūjō.

Su Stand era invisible para los seres humanos, aun si fueran portadores de Sacred Gear, y eso le otorgaba una gran ventaja en combate, sin contar que era capaz de detener el tiempo y molerlos a golpes durante ese lapso en el que todo el universo estaba detenido.

Ese día no era la excepción, Jōtarō había llegado a casa luego de haberse enfrentado a unos cuantos rivales. No era agotador en absoluto, pues eran débiles a su parecer, pero si le cansaba no poder tomarse un respiro. Tras llegar a su habitación, se quitó su larga chaqueta y la colocó sobre el perchero al igual que su gorra, preparado para la sesión curativa de su kōhai más silenciosa, por órdenes de Sirzechs que quería que recuperase su vida perdida.

—Por favor, siéntate —pidió la pequeña albina.

Jojo solo hizo caso y tomó asiento en el borde de la cama, mientras ella se acercaba para abrazarlo. Fue entonces que el tratamiento comenzó ser llevado a cabo tan pronto como el contacto físico inició. Jōtarō sentía una sensación calurosa en su cuerpo como si estuviera en un baño termal, la tensión desaparecía y no tardó demasiado en relajarse. Todo esto gracias a qué Koneko estaba utilizando Senjutsu en él, controlando el flujo de su espíritu para reponer su resistencia.

—Al mismo tiempo que estoy eliminando la fatiga que tienes, la vida que fue consumida por el Juggernaut Drive se puede restaurar poco a poco si se utiliza la curación de Senjutsu en ti —aseguró Koneko, mirando sonriente al chico que permanecía sin hacer ningún movimiento.

—Sí, Azazel y Sirzechs me dijeron que no pasaría de cien años.

Luego de que el Maō le diera la información de forma superficial, Azazel se había encargado de explicarle a Jōtarō a mayor detalle sobre la perdida de vida que aquella forma había consumido, por lo que no viviría más de un centenar de años. Esto no resultó problemático para Jojo, pues de alguna forma, era el tiempo que podría vivir un humano, y no le molestaba partir a esa edad. De acuerdo a sus creencias, no habría mucho que hacer a futuro, por lo que no le desagradaba la idea de partir.

Si de esa forma podía descansar eternamente...

Por alguna razón, le sentó fatal cuando vio a Rias y a los demás llorar al enterarse de su gran perdida de años de vida como demonio. Por supuesto, no le habían contado nada a Asia ya que sería la más afectada. Incluso sintió que era demasiado egoísta pensar en solo conformarse con esa cantidad de tiempo ya que haría sufrir a sus amigos.

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