33 - Duelo entre hombres

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El día en el que el Rating Game contra Sairaorg Bael se llevaría a cabo finalmente había llegado, y con fines de llegar al campo de batalla, en esos momentos, el grupo Gremory se encontraba dirigiéndose hacia la una isla flotante a través de un te...

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El día en el que el Rating Game contra Sairaorg Bael se llevaría a cabo finalmente había llegado, y con fines de llegar al campo de batalla, en esos momentos, el grupo Gremory se encontraba dirigiéndose hacia la una isla flotante a través de un teleférico, concretamente a la ciudad de Agares.

Jōtarō miraba el majestuosa paisaje que los rodeaba a través de las ventanas del vagón en el que estaban sentados. Nunca antes había visto algo semejante a lo que sus ojos podían observar, incluso la cascada que fluía desde ella era magnífica de mirar. La corriente del viento viajaba con suavidad, siendo capaz de darle un ambiente fresco a todos los que estuvieran en el interior cuando abrieron las ventanas; aunque esto no representó problema alguno para el cigarrillo que Jojo estaba fumando.

En el transcurso del tiempo, el teleférico terminó por arribar en la ciudad aérea. Una vez se bajaron del vagón, lo primero que sus vistas captaron fue a las grandes multitudes de fans y diversos medios de comunicación, los cuales esperaban por sacarles unas pocas palabras a los participantes del Rating Game, que era tan esperado por el inframundo. Aun así, esto no detuvo su avance y solo subieron dentro de una limosina que estaba estacionada al frente suyo y que era custodiada por un grupo de seguridad.

—Los estaba esperando —saludó Ravel de forma educada, quien ya estaba dentro del vehículo.

La gran limosina, apenas todos se adentraron y se confirmó que no faltara nadie ni hubiera algún inconveniente, arrancó y emprendió marcha, pudiéndose observar como había varios autos de los medios de prensa siguiéndolos por detrás. Jojo solo soltó un suspiro, ya que, tanto en el mundo humano como el Inframundo, todos los reporteros eran igual de molestos.

—Ustedes chicos, tienen la necesidad de tener un representante personal. Especialmente Rias y Jōtarō, es una necesidad —aseguró Azazel—. Ravel, ¿qué tal si tú te conviertes en la representante personal de Jōtarō? Vas a aprender mucho si te quedas a su lado, aunque sea un amargado.

Akeno le lanzó una mirada intensa a su asesor, dándole a entender que era un situación delicada, algo que Ravel también entendió, pero él solo sonrió como si fuera lo más gracioso del mundo, ya que le gustaba bufonear y hacer sentir incómodos a todos con sus comentarios.

Inclusive Rias supo lo que había hecho Akeno y se avergonzó. Con el paso de los días, ella había recuperado parcialmente su actitud usual gracias que las chicas, lideradas por Akeno, la habían consolado. No obstante, aún había cierta rigidez cuando ella hablaba con Jōtarō, quien tan solo actuaba como de costumbre.

En el caso de Jōtarō, su actitud y forma de ser seguía siendo la misma: un ser completamente distanciado por voluntad propia de todos, mostrando un exterior áspero y sin emociones, solo reluciendo la indiferencia y frialdad que era característica de ver en él. Sin embargo, Jojo en verdad se sentía culpable por la forma en la que le había hablado a su ama, pues en un momento de enojo le dijo esas cosas horribles pese a que en realidad siente un aprecio significativo por ella.

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