45 - Saco de boxeo

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Luego de que Koneko se comunicara con Jōtarō informando que el dragón maligno Grendel había aparecido, este se dirigió a su ubicación, y al llegar ahí, Jōtarō se encontró con la escuela en perfecto estado, aunque estaba demasiado expuesta al pelig...

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Luego de que Koneko se comunicara con Jōtarō informando que el dragón maligno Grendel había aparecido, este se dirigió a su ubicación, y al llegar ahí, Jōtarō se encontró con la escuela en perfecto estado, aunque estaba demasiado expuesta al peligro debido que dos poderosos dragones malignos habían aparecido justo en esa zona.

El ataque ya había comenzado, pudiéndose observar que varios molinos de viento cerca del área estaban totalmente destruidos y con humo saliendo de ellos. Grendel se percató de inmediato de la llegada de Jojo conforme este se iba acercando, así que esbozó una siniestra sonrisa al saber que podría combatir una vez más con él.

—¡Ey, Sekiryūtei, tiempo sin vernos! ¡Aquí estoy!

El pelinegro ignoró el llamado de Grendel y prefirió buscar con la mirada si había algún herido. Notó que Saji y Koneko tenían ligeras heridas, pero era obvio que aún no se habían enfrentado al dragón, así que esto fue un peso menos para Jōtarō; no obstante, ese tranquilo momento fue efímero con la aparición de un árbol con forma de dragón, el cual abrió parte de su boca para hablar.

—Esta es la primera vez que nos encontramos. Soy el Insomniac Dragon, Ladon. Estoy principalmente a cargo de las barreras y muros de protección. Mucho gusto. —Aquel dragón árbol, a diferencia de su compañero Grendel, se presentó de forma cortés.

—Escuché que ustedes crearon una cosa llamada escuela, ¿verdad? —dijo Grendel, señalando con sus dedos en dirección a la escuela mientras esbozaba una sonrisa malévola—. Si trato de destruirla, entonces todos ustedes pelearán conmigo más en serio, ¿no?

—No necesitas destruir la escuela para pedirme que te destroce como las veces anteriores.

Aun si Jōtarō habló con tranquilidad, tratando de mantener la frialdad y la calma en momentos como esos, su expresión que irradiaba una rabia silenciosa era muy notoria, llegando al punto de apretar con suma fuerza los puños, acción que era replicada por su Stand, listo para golpear brutalmente a su oponente y matarlo.

—¡Entonces empecemos! ¿Destruiré esa escuela o ustedes me destruirán? ¡Vamos a ver qué sucede primero! —Grendel extendió sus alas y comenzó a inhalar aire, tratando de disparar su aliento de fuego.

Jōtarō pasó inmediatamente a su Balance Breaker y comenzó a cargar poder para transferirlo a su Stand, de tal forma que no se contendría ni un poco en destrozar su cabeza de un solo golpe. Sus intenciones asesinas se reflejaban en las iris de sus ojos, mostrando un particular brillo verde que expresaba su determinación a matar. Aunque, en cualquier caso, jamás se hubiera detenido a sentir una pizca de lástima por ese dragón que debería ya estar muerto, así que pensaba volverlo a extinguir.

Sin embargo, justo en el momento en el que estuvo a punto de llegar hacia él y asestarle un golpe directo, una barrera lo cubrió, dando la sensación como si estuviera en el interior de una burbuja. Tan pronto como vio quién era el responsable de impedirles avanzar, Jōtarō llevó su vista hacia el dragón maligno Ladon, el cual había aprovechado su momento de rabia para encerrarlo.

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