49 - Golpe de estado

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El día de año nuevo es una fecha bastante especial para todo el mundo, ya que celebran el cambio a una nueva etapa que trae consigo nuevas ambiciones

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El día de año nuevo es una fecha bastante especial para todo el mundo, ya que celebran el cambio a una nueva etapa que trae consigo nuevas ambiciones.

Esta fecha por lo general se festeja con la familia y los seres queridos de una persona, pero en el caso de Jōtarō Kūjō, él no pudo celebrarlo con su familia, ya que en ese entonces su madre se encontraba enferma de gravedad, su padre andaba de gira debido a su trabajo como músico profesional, y él, Jōtarō, estaba viajando por todo el mundo junto a otros varoniles hombres con la finalidad de vencer a un gran mal de más de cien años, el cual había sido causante de que su madre casi muriera.

Jōtarō tuvo que pasar fechas importantes como navidad y año nuevo fuera de casa, mientras viajaba por el mundo de una manera poco cómoda, ya que su situación era demasiado peligrosa al no saber cuándo se encontraría con peligrosos enemigos. Fue una época bastante ajetreada, pero al final pasó esos días con sus mejores amigos, personas a la que había conocido tan solo durante 50 días, pero su lazo era mucho más profundo.

Ahora, un año después de esos acontecimientos, Jōtarō ahora estaba celebrando el día de año nuevo con nuevas personas y nuevas amistades con las que también tuvo que involucrarse en peligrosas situaciones, incluso pocos días antes había ocurrido una de ellas. Por fortuna, las cosas lograron apaciguarse durante esas fechas, y solo quedaba disfrutar de la paz que había de momento.

Jojo, junto al resto de sus compañeros del club, había vuelto a la ciudad de Kioto para darse un paseo por los templos sagrados, y también, como era costumbre, orar a los dioses para cumplir sus deseos, lo cual era irónico porque eran demonios; pero dado que ahora había una gran alianza entre distintas facciones, ya no representaba problema alguno que seres como ellos entraran en territorio perteneciente a los yōkai.

—¡Jojo! ¡Hace mucho tiempo que no nos veíamos!

—Hola, Kunō —saludó el chico, esbozando una pequeña sonrisa mientras le daba suaves palmadas en la cabeza.

Quizá Jōtarō sea un amargado apático con el resto de personas, pero cuando se trataba de lidiar con niños, dejaba a un lado su actitud rebelde para mostrar un lado poco común de él. En realidad, simplemente dejaba de aparentar ser un tipo rudo, ya que no era necesario mantener esa imagen intimidante con los niños. Incluso podría decirse que le agradaban, ya que podía ser él mismo sin las opiniones de gente de su edad o mayor.

Seguido de ella, había hecho su aparición la madre de Kunō, Yasaka, líder de la facción Yōkai. Con eso, Rias también se acercó para intercambiar saludos junto al resto de sus siervos y demás aliados que también pertenecian al club de investigación de lo oculto, como Irina. Todas las mujeres vestían con kimonos al ser un día especial, la única excepción era Xenovia, quien prefería ir vestida de civil porque era mucho más cómodo.

En el caso de Jōtarō, nadie pudo lograr que se vistiera con kimono para la ocasión.

Al ser un amargado malhumorado, consideraba como una total estupidez vestirse de esa forma solo por el hecho de que el año cambiaba su número. Además, él tenía su propio sentido de la moda, uno muy peculiar que jamás cambiaría. Al ser una época bastante fría como lo es invierno, él vestía con ropa más cálida, como el uso de un abrigo negro, un gorro de lana del mismo color y una bufanda púrpura que compartía tonalidad con sus botas.

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