Desde que Jotaro Kujo despertó su habilidad Stand, su vida fue condenada por el destino a no volver a ser la misma. Primero comenzando por encaminarse a un largo viaje de cincuenta días por todo el mundo con el fin de salvar la vida de su madre, y g...
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Han pasado varios días desde la visita de los vampiros a los demonios Gremory con el fin de solicitar la colaboración de Gasper Vladi para ayudarlos en su conflicto con otra facción de la misma raza, todo a cambio de hacer un pequeño tratado de paz, lo cual era un juego demasiado sucio, ya que sería muy mal visto que rechazaran algo como eso justo cuando la paz es algo que se busca realizar por parte de las Tres Grandes Facciones. Por esa misma razón, Rias y Azazel decidieron ir directamente al reino de los vampiros para aclarar de mejor forma las cosas.
En ese mismo día, después de clases, Jōtarō regresaba de la escuela conociendo sobre el hecho de que Rias, acompañada de Kiba, se iría hacia Rumania esa noche, por lo que ella estaba empacando todas sus cosas siendo apoyada por las demás chicas. Lo peor de todo es que se habían apropiado de toda la habitación, de tal forma que él no podía entrar debido a que acapararon toda la alcoba con su escándalo, y tampoco es como si quisiera estar allí. Por eso mismo, optó por hacer algo de ejercicio en el cuarto de entrenamiento, además de que eso servía para desestresarse.
Mientras se dirigía hacia la sala para entrenar, una nave pequeña había aparecido a su lado, la cual tenía la apariencia de un velero rústico que podría ser identificado como un juguete sino fuera porque era demasiado detallado para serlo.
Este pequeño barco era el familiar de Jōtarō.
Después de la invasión de los monstruos gigantes en el Inframundo, hubo cierto período de paz en el que en uno de esos tantos días pacíficos, Millicas había visitado la residencia Kūjō para pasar el rato y aprender más sobre la nobleza de su tía. Justo en el final de su estancia, los sirvientes de Sirzechs también vinieron, y uno de ellos, llamado Surtr Second, quien era la torre del Maō, le regaló esa pequeña nave que era de un velero mágico creado por la misma tribu que creó el Mjölnir del dios Thor. En la mitología nórdica, esta especie de barco es conocida como Skíðblaðnir y son muy limitados, casi inexistentes. Claro, el muchacho no se negó, aunque era raro tener un familiar tan especial que a futuro podría crecer demasiado.
Jōtarō estaba pensando en entrenarlo, ya que, de acuerdo a lo que se le mencionó, este podría adoptar formas desconocidas u originales según la imaginación de su amo. Tenía en mente averiguar sus capacidades, incluso ya había pensado en un nombre para su familiar.
No obstante, no pudo realizar a la perfección su cometido, ya que al ingresar a la habitación de entrenamiento pudo ver que Le Fay y Kuroka estaban acostadas sobre el suelo leyendo grandes libros. Sabía que ellas vendrían de forma ocasional, pero tampoco esperaba que no avisaran en lo absoluto, así que había sido toda una sorpresa para él.
—¿Qué carajos? ¿Ya estaban aquí?
—Hola, nos hemos invitado a venir aquí —saludó Le Fay, hablando de forma tranquila, a diferencia de su amiga.
—¡Nyajajaja! Nos hemos invitado a venir aquí-nya.
—Yare yare... —Jojo soltó un suspiro y comenzó a caminar hacia adelante, mirando de reojo uno de los tantos libros que Kuroka leía—. ¿Qué es esto?
