06 - Desafío

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Han pasado varios días desde la última batalla que tuvo Jōtarō y desde ese momento, todo volvió a ser paz y tranquilidad omitiendo el hecho de que cada mañana, tenía que salir a entrenar por órdenes de su ama aunque eso no era algo malo en sí, inc...

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Han pasado varios días desde la última batalla que tuvo Jōtarō y desde ese momento, todo volvió a ser paz y tranquilidad omitiendo el hecho de que cada mañana, tenía que salir a entrenar por órdenes de su ama aunque eso no era algo malo en sí, incluso sin ser demonio, él se ejercitaba constantemente.

Otra de las cosas que sucedían en la paz momentánea, era que Jojo hacía contratos cuando era invocado o le tocaba hacer un relevo con sus compañeros pero nada fuera de lo común a excepción de un detalle que parecía ser obvio para todos y ese era el comportamiento distante de Rias que parecía no poner atención en ciertas ocasiones.

También cabe aclarar que Asia se había mudado a la casa del joven Kūjō y que se había inscrito a la misma escuela en el mismo grado y mismo aula. Esto no tuvo ningún problema, pues la escuela era dirigida desde las sombras por los demonios.

¿La razón del porqué ella se mudó junto a él?

Asia no tenía ningún lugar al cual llamar hogar e ir después de las clases, así que igualmente por obra de Rias, ella hizo sus movimientos para que no hubiera ningún problema. Incluso había ido días antes para conocer a la madre de Jojo y usar parte de sus poderes para influenciarla.

Esto por supuesto enfadó a Jōtarō hasta puntos absurdos que ni siquiera él podría creer que llegaría. Le molestaba el hecho de que Rias hubiera hecho algo como meter una nueva habitante a su hogar sin su consentimiento, prácticamente su opinión no tenía validez alguna.

¿Se supone que eso es ser tratado con dignidad?

En sí no le molestaba que Asia viviera en su hogar, pues él era consciente de la situación en la que se encontraba y si en un principio su ama se hubiera negado a darle protección, la hubiera llevado a casa por unos días hasta saber que hacer; después de todo, tampoco es un hijo de puta desalmado. Lo que le molestaba, es que no tuviera voto en decisiones que lo afectaban directamente.

En una noche como cualquier otra alrededor de las once, Jotaro estaba acostado sobre su cama mirando su teléfono hasta que se aburriera y le diera ganas de dormir. Había terminado toda su tarea pero aún no tenía sueño por lo que quiso perder el tiempo.

Sin embargo, su noche tan tranquila finalizó cuando el joven Kūjō observó como una luz brillante se formaba en el centro de su habitación para posteriormente tomar la forma del círculo mágico con la marca del clan Gremory. Él supo que sería molestado de nueva cuenta y dejó escapar un largo suspiro mientras ponía su celular en el mueble a lado suyo expectante con que tontería iba a ser fastidiado esta vez.

Del círculo mágico, apareció Rias con un rostro preocupado que era notorio para cualquier persona y mucho más para Jōtarō que no era ningún idiota. Sin perder ni un solo segundo, la demonio de cabello carmesí, se acercó al joven que se había sentado en el borde para atenderla.

—Por favor, hazlo conmigo. Toma mi virginidad.

Cuando escuchó esas palabras, fue imposible para Jojo ocultar la sorpresa que le había causado, y sin importar que él estuviera acostumbrado a pasar por situaciones de vida o muerte en las que cualquiera perdería la calma, esta era una situación muy diferente y algo que jamás se habría esperado de Rias.

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