La siguiente hora conversamos, reímos... casi parecería que Cedric Canonach se ha convertido en una persona civilizada. Y me gusta el cambio.
Sirve la pasta en dos platos y la baña en la salsa que ayudé a preparar (en realidad sólo corté los tomates, pues no me dejó hacer nada más) antes de acomodar todo en la mesa.
-Me di cuenta de que no tomas vino, así que traje jugo de naranja.
-Jugo de naranja...
-Sí, ¿fue un error?
-No, está bien. De hecho es perfecto.
-Y espera a ver el postre... Bien, ¿en qué estábamos? Ah, sí. Estabas por empezar a desquitarte. Adelante. - Se lleva un tenedor lleno de pasta a la boca y la mastica mientras me mira expectante.
-Planeaste todo esto, ¿no es así?
-¿A qué te refieres?
-Necesito saber si esto es parte del juego o si va en serio. Si de verdad lo sientes, o si lo haces para volver a ganarte mi confianza...
-¿Alguna vez la tuve?
-Es una expresión, no te emociones, aunque... Supongo que esperaba que mantuvieras el secreto.
-Podría decir que no pensaba que fuera un secreto, y librarme de toda culpa, pero esa sería la salida fácil. Sé que soy responsable de lo que te pasó, y antes de que digas nada más... Lo siento. Lo digo de corazón.
Me quedo en silencio.
-Ah, y es en serio. Sólo quiero que quede claro que esto queda al margen del juego, y el último punto... se borra del marcador.
Clavo la mirada en mi plato sin abrir la boca.
-¿No piensas decir nada?
-Es estúpido.
-Ouch. Eso dolió.
-No, el juego... Es estúpido. Y sigo sin entender de qué se trata. ¿Por qué no lo llamamos un empate y arreglamos esto como...
-¿"Personas civilizadas"? No lo creo. El juego no termina hasta que alguien gane.
-¿Y cómo se supone que sepamos quién gana?
-Sólo lo sabremos. Propongo un brindis... Por el juego limpio.
-Por la tregua. - Completo.
-Es lo justo... -Le da un sorbo a su vaso y sonríe. - No has probado tu comida.
Me mira muy serio hasta que como un poco de pasta. No puedo evitar sonreír al ver su expresión. Es como si estuviera esperando a ver un dragón romper el huevo, una mezcla de fascinación y expectativa.
-Está... realmente bien.
-Vaya, gracias...
-Me refería a la salsa. Soy una espléndida cocinera.
-Eres una sous-chef decente, diría yo. - Le doy un suave golpe en el antebrazo y él suelta una carcajada. - Así que... No estar peleando es agradable, ¿no?
-Tengo que admitir que por lo menos en eso estamos de acuerdo.
-Si... Uh... Así que Samuel y tú... ¿Va en serio?
-Sí, muy en serio. - Trato de sonreír, pero sólo consigo esbozar una mueca. - Él y yo...
-Olvídalo, no debí haber preguntado.
-¿Cuál es el problema?
-No debo andar metiendo la nariz donde no me incumbe.
-¿Desde cuando eres tan... escrupuloso?
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Las Crónicas de Ashbury: El Libro
FantasyAbril Ros ha regresado a Ashbury después de dos largos años en el exilio, lejos de sus amigos, lejos de su vida, lejos del escándalo que se desencadenó después de esa fatídica noche en el Festival del Destino. Ahora que está de vuelta, tendrá que...