Grace se sienta frente a mí con los brazos cruzados sobre el pecho.
-La verdad es que no esperaba tu llamada.
-Lo sé, lo dijiste hace diez minutos, y lo repetiste hace cinco y hace tres.
-Lo siento, pero no puedes culparme. Te esfumaste de la faz de la Tierra una vez más. Me dejaste sola en casa de Verónica y sin avisar. ¿Te hubiera matado enviar un mensaje? ¿Dejar alguna prueba de vida en mi buzón de voz?
-Lo sé, y no sabes lo apenada que estoy...
-¿Tienes idea de cuántas parejas tuve que interrumpir mientras te estaba buscando?
-Espera, ¿qué...?
-¡18! ¡18 parejas!
-Eso es...
-Traumático. Pensarías que serían más respetuosos tratándose de un lunes en la noche, y sin embargo ahí estaban, amontonándose como conejos en primavera.
-No sé qué se supone que eso signifique, pero no necesito detalles, gracias.
-Yo tampoco necesitaba ver nada de eso, pero como estabas con ese James, no podía descartar que estuvieras haciendo algo de lo que seguramente te arrepentirías, y como la buena amiga que soy, fantástica, maravillosa y comprensiva, tenía que evitarlo a toda costa.
-Ni siquiera lo nombres. -Siento un escalofrío recorrerme la espalda y tengo que respirar hondo para combatir las náuseas que recordar lo que pasó me produce.
-Te pusiste pálida. ¿Quieres algo de agua? -Hace señas a un camarero que se aproxima diligente.
-No, olvídalo, estoy bien. -Aprovechando que ya ha venido, ordenamos nuestros platos y volvemos a la conversación.
-¿Qué fue lo que pasó?
-No vale la pena mencionarlo. Sería un desperdicio de palabras.
-Si tú lo dices... ¿En qué estaba?
-En 18.
-Ah, si... ¡18! Y hubieran sido más si no me hubiera cruzado con Sam.
-¿Qué fue lo que te dijo exactamente?
-Que tu padre había enviado una partida de búsqueda para llevarte a casa.
-Entonces sabías que no tenías de qué preocuparte.
-Dos horas después, sí, me enteré de que estabas a salvo. ¿No te parece algo desconsiderado hacerme esperar tanto para saber que mi mejor amiga no estaba fabricando bebés 25% italianos?
-¡Y lo es! Por eso quise invitarte a almorzar hoy. -No quiero decir una sola palabra sobre cómo terminó esa frase. Oírla fue suficiente para quitarme el apetito, ni hablar de tener una conversación sobre el asunto.
-Ah, ¿sí? -Veo el escepticismo marcado en su rostro.
-¡Claro! -Falso. La única razón por la que la cité es porque quiero probarle a Cedric que R no es el pésimo ser humano que él piensa, y Grace es mi única testigo.
-Entonces ¿por qué no te creo?
-¿De qué estás hablando?
-Aprecio mucho la invitación, y tu llamada fue un cambio agradable en mi rutina, pero sé bien que eso no es todo.
-Gracie,...
-Lo leí esta mañana, y para ser sincera, aunque quisiera ayudarte, no puedo hacerlo. Te dije todo lo que sabía cuando te llamé hace unas semanas.
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Las Crónicas de Ashbury: El Libro
FantasyAbril Ros ha regresado a Ashbury después de dos largos años en el exilio, lejos de sus amigos, lejos de su vida, lejos del escándalo que se desencadenó después de esa fatídica noche en el Festival del Destino. Ahora que está de vuelta, tendrá que...