13. Festival del Destino (Pt. 2)

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Culpo al cansancio de jugar con mi buen juicio, porque justo en el momento en el que traspaso la frontera de la inconsciencia, podría jurar haber oído un "te extraño" susurrado al oído por la voz capaz de hacer a mi corazón saltar.

Raven me despierta tamborileando en mi frente. La chaqueta de cuero color miel de Cedric cubre la parte superior de mi cuerpo. Somnolienta, lo busco con la mirada.

-Si buscas a tu novio, fue por más café. Vamos, queda trabajo por hacer.

-¿Qué tan atrasados estamos? -Me estiro a todo lo que doy, mordiéndome los labios para reprimir una mueca. El dolor ha disminuido, sí, aún queda un largo camino qué recorrer.

-Así que no lo niegas. -Canturrea Lia.

-¿Qué?

-Que Cedric y tú están juntos, "juntos". -Completa Grace.

-Es un buen amigo de la familia, nada más.

-Ajá. Dime, Abbie, ¿él sabe que es sólo "un buen amigo de la familia"?

-¿No teníamos trabajo que hacer? -Dejo mi pelo suelto sobre los hombros para ocultar el carmín de mis mejillas.

-Y respondiendo a tu pregunta, sólo nos faltan un par de miles.

-¡Pero si estuvimos trabajando toda la noche!

-No te preocupes. -Me dice, poniendo una mano en mi hombro sin esperar que me aparte de un salto. -Claro. Lo olvidé. Lo siento.

Grace y Lia intercambian una mirada que por un momento me hace sentir expuesta, pero el momento pasa y todas volvemos al trabajo. Cedric se nos une unos minutos más tarde, y se reintegra al sistema después de dejar una taza humeante frente a cada una. La mía ya no tiene una cara feliz garabateada, sino algo mucho mejor: un analgésico.

Le sonrío y él sonríe. Trabajo y él trabaja como si nada. Lo que creí haber sentido en las horas de soledad que compartimos anoche ya se ha ido. No hay nada más que cordialidad, tal vez camaradería. Nada más.

¿Cómo pudo apagarse tan rápido algo que brillo con tanta intensidad?

F llega al mismo tiempo que el sol, trayendo consigo un batallón de personas que reconozco de aquel día que Regina Dubh me llevó a través de las instalaciones de la Biblioteca hace meses.

-Bien, lleven las cajas a Encuadernación, y regresen cuanto antes. Necesitamos desocupar este lugar antes del mediodía. -Y a esta señal comienza el desfile. En tan sólo minutos, la sala de Clasificación duplica su tamaño y el aire se aliviana.

Media hora después de que los secuaces de F regresan, no queda nada más que Clasificar.

-¿No piensas agradecerme? -F parece incluso más cansado que nosotros, pero eso no es obstáculo para que su particular forma de ser salga a la superficie.

-¡Ja! Debes estar bromeando.

-No tengo tiempo para hacer chistes, mucho menos para esperar todo el día alguna muestra de gratitud de tu parte, pequeña R.

No le da oportunidad de contestar y se marcha por donde vino.

-Supongo que nuestro trabajo aquí ya ha terminado. -Digo, para romper el silencio. Me asusta oír el eco de mi voz en las paredes desnudas y suelo prístino.

-No puedo creer que haya hecho esto. -Raven respira con dificultad a la vez que juguetea con un pedacito de cartón que se debió haber desprendido de alguna de las cajas.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora