12. Papeleo (Pt. 6)

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Es el frío lo que me despierta. Debe estar por amanecer, o puede que acabe de anochecer. ¿Cómo se supone que lo sepa? El entorno me resulta familiar, pero no logro ubicar de dónde hasta que oigo un par de voces en la lejanía.

Una de ellas pertenece a Cedric, y la otra podría ser su madre, pero no puedo estar segura.

La puerta se abre confirmando mi teoría, y la señora Canonach entra al estudio que ahora reconozco como el lugar del que saqué a Cedric casi a rastras para que me llevara a Emberbury.

-Ah, estás despierta. -Dice. No parece enojada, ni siquiera molesta. Si algo, lo único que oigo en su voz es un atisbo de la lástima que tanto se esfuerza en ocultar tras una inmensa montaña de cordialidad que no viene al caso.

Se acerca temerosa, casi como si fuera un animal salvaje y no los restos de una chica de dieciocho, y se sienta al borde del sofá en el que estoy tendida de medio lado, con cuidado de tocar mi espalda en cualquier forma.

-Tenemos... amigos en la policía, Abril. -Comienza. Esta conversación no es mucho más fácil para ella de lo que lo es para mí.-Nadie tiene que enterarse de nada. Será una pista anónima. No será la primera ni la última vez que algo así pasa en un caso de violencia doméstica.

-Gracias, pero no gracias. -No lo dice, pero lo piensa, y yo estoy de acuerdo con ella: estoy loca. ¿Qué me impide entregar a Tomás a las autoridades después de lo que pasó anoche?

-Si tú no lo detienes, lo hará otra vez. Quizás se desquite con Sue, o quizás la próxima vez no sea lo suficientemente lento como para... Lo que quiero decir, Abril, es que no estás sola. Tienes una salida, y nosotros podemos ayudarte.

-Muchas gracias por su hospitalidad, señora Canonach. Espero no haya sido mucha molestia, pero ahora debería volver.

Cedric aparece con los brazos cruzados sobre el pecho, y aunque no me he levantado siquiera, me bloquea el paso a la puerta.

-¿Puedes dejarnos a solas, mamá?

La señora Canonach asiente y aprieta mi mano cariñosamente. Lucho contra el reflejo de resistirme, pero no sirve de mucho. Aparto la mano de un golpe por lo que me mira sorprendida por unos segundos.

Una vez ha salido de la sala, Cedric toma su lugar, pero a diferencia de su madre, no trata de tocarme.

-Tenemos que hacer algo respecto a todo esto, Abril.

-No, no tenemos qué. Tengo. Y ya lo tengo resulto.

-¿Ah, sí? ¿Por qué no me cuentas cuál es tu brillante plan?

-Voy a volver a Emberbury con mamá, y vamos a vivir con Rose. Ese ha sido el plan desde el comienzo. Lo único que cambia es que ahora no tengo otra opción.

- ¿Has hablado con tu madre al respecto?

-Claro que sí, antes de venir...

-¿Recientemente?

-No.

-Pues tal vez deberías.

-¿Sabes algo que yo no? -Con mucho esfuerzo me incorporo, pero él me retiene y con gentileza me obliga a permanecer inmóvil.

-No puedes decir que lo oíste venir de mi.

-Estás asustándome, Cedric.

-Oí una conversación entre Sue y mi madre, en la que le decía que estaba lista para volver a casa. -Susurra.

Entonces no necesita retenerme, porque me dejo caer en el sofá, presa del pánico.

-Entonces iré a vivir sola con Rose. No me importa. Cualquier cosa será mejor que quedarme aquí.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora