2. Universidad de Ashbury (pt. 3)

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Desbloquea las puertas cuando me acerco más, y subo al auto, sin mirarlo si quiera por los primeros segundos.

Clavo la mirada en la oscuridad incompleta que yace frente a nosotros.

No quiero decir nada, pero el silencio empieza a enloquecerme, pero no me arriesgo a abrir los labios. No quiero meter la pata aún más de lo que ya lo hice hoy.

Por suerte -si es que a esto se le puede llamar "suerte"-es él quien habla primero.

-Tengo varias preguntas.

-Dispara.

-¿Cómo es que los aliens imitaron tan bien el look de Cedric Canonach? Espero que hayas podido darle una buena mirada a cómo lo hicieron. Pienso usar ese disfraz el próximo Halloween.

-Tendrás que preguntarles tú mismo. No es como si me dejaran vagar por la nave entre experimento y experimento investigando todos los aparatos que posiblemente resolverían todos los problemas en la Tierra.

-Hablo en serio, Abril. -se gira y me dirige una mirada fría como el hielo. -¿Qué estabas haciendo con él? Es exactamente el tipo de chico que no soportabas cuando estábamos en la escuela.

-Vamos, Sam, no puedes estar hablando en serio. ¿De qué se trata todo esto?

-Nada, olvídalo. Abróchate el cinturón, ¿Quieres? Por más que la idea de quedarme aquí hablando contigo toda la eternidad sea tentadora, ya hemos perdido suficiente tiempo, así que... En marcha.

-Sí, capitán... -bufo por lo bajo. Vaya, jamás creí que diría esto, pero incluso Canonach estaba más relajado minutos atrás de lo que ahora está Samuel. -¿A dónde vamos?

-Pensé que podríamos ir por algo de comer y luego a caminar por ahí.

-¿Estás seguro de que esa es una buena idea? La temperatura está por los suelos...

-Pues lo siento por no tener planeado algo al mejor estilo Canonach, Abril. Esto es lo que estás comprando, tómalo o déjalo.

-¿Por qué en lugar de estar refunfuñando como un anciano me dices qué demonios está pasando contigo?

-Nada, lo siento, es que... Estoy un poco tenso, eso es todo.

-¿Tenso? Eso es... Diferente. Tú nunca te "tensionas".

-Faltan pocos meses para el Festival... Eso es razón suficiente para ponerme los pelos de punta.

-Eso es nuevo. ¿De dónde viene todo esto?

-Si pudiera, te lo explicaría, pero...

-Yo no tengo un Libro, claro.

-No, no tiene nada que ver con eso... Es... Hay cosas muy difíciles de entender, ¿sabes?

-Diría que soy una experta en confusión, para ser sincera.

-Experta en confundir, querrás decir.

-¿Por qué no vamos de una vez? Se hace tarde.

-Y tal vez no lo sería si hubieras llegado a tiempo, pero ¿qué sentido tiene llorar sobre platos rotos?

Enciende el radio y hace un giro en U para regresar por el mismo camino que Cedric había tomado antes.

Llegamos al centro de la ciudad en pocos minutos, y estaciona frente a un café -el único decente, a decir verdad-de Ashbury.

Para mi alivio no hay muchas personas allí, y las pocas que hay están demasiado concentradas en sus asuntos como para darse cuenta de que estamos allí también.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora