11. Sobre la soledad de la estación, y otras tantas cosas desagradables. (Pt.14)

39 10 0
                                    

-Parece agradable. - Dice él, siguiendo con mi vaso. Sus mejillas se han teñido de rojo haciéndolo ver aún menor. Estoy por pensar que está más cerca de mi edad que de la de Cedric, como lo había pensado inicialmente.

-No tienes idea. - "Que traduce a : ¡No lo es tanto! ¡Me dejo a solas contigo!".

-Deberíamos volver a bailar.

-O podríamos decir adiós y volver a nuestras vidas.

-Bien, digamos "buenas noches" y busquemos un lugar más privado.

-No quiero sonar grosera, pero... ni en tus sueños.

-Era una broma, Abril. Vamos, ¿otra canción? Si después de eso todavía quieres que desaparezca, entonces lo haré.

-¿Qué te hace pensar que cambiaré de opinión?

-Puedo ser muy persuasivo. Ojalá no me subestimaras tanto. Estoy seguro de que podríamos llevarnos bien.

Uno de los reflectores me apunta directamente a los ojos, dejándome viendo manchas negras por unos segundos. Cuando mi visión vuelve a la normalidad... desearía que no lo hubiera hecho, pues no habría tenido que ver a Cedric resaltando entre la multitud.

-¿Todo bien? - Pregunta James, inclinándose en mi dirección.

-Uhm... -Me oculto de la mirada de Cedric utilizando a James de escudo, aprovechándome de su cercanía.

-Te ves un poco pálida. - No me sorprende. De repente me siento todavía peor que la mañana siguiente a mi primera borrachera en Emberbury. Mi escondite no será útil por mucho más tiempo: Cedric comienza a caminar en nuestra dirección.

-Ahora que lo mencionas... Me siento un poco mareada. Creo que voy a tomar un poco de aire.

-Entonces debo acompañarte.

-¿Qué? No. Debes quedarte aquí.

-Insisto.

-Ya te dije que no. -Estoy desesperada por escapar de Cedric, eso es cierto, pero no lo suficiente como para dejarme arrastrar por este desconocido. He visto las suficientes películas de terror como para saber que la chica termina mal, y eso es algo que preferiría evitar mientras tenga opción.

-Escúchame, niña. Todos saben la clase de persona que eres, así que como yo lo veo, te estoy haciendo un favor.

-Nadie te ha pedido que interfieras, así que ¿por qué no me dejas en paz?

-Te vas a arrepentir. -Aprovechando la aplastante cantidad de personas alrededor, se acerca más a mi, pegando su cuerpo contra el mío. -Podríamos divertirnos mucho, no lo dudes.

-Disculpa si lo hago.

-Vas a venir conmigo ahora. -Tomándome por el antebrazo, me arrastra un par de pasos hasta toparse con (gracias al cielo) otro ángel de la guarda, un poco más alto, bronceado e imponente.

-¿Todo bien, Abril? ¿Te está molestando?

-Él ya se iba, ¿no es así, James?

-Uhm...

-Te recomiendo que la dejes en paz. -Suspira Samuel. Es cierto que hemos tenido nuestros problemas, pero sigue alegrándome verlo, especialmente cuando su presencia espanta a violadores en potencia.

-Qué pesados... -James se queja y me deja ir, a regañadientes y zarandeándome bruscamente al soltar mi brazo. -Sólo estaba tratando de ser amistoso.

Samuel le dirige una mirada asesina que me pone los pelos de punta a pesar de no haber sido su objetivo, y no deja de mirarlo hasta que se ha esfumado en medio de la multitud.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora