13. El Festival del Destino (Pt. 1)

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Es muy poco lo que Cedric se atreve a decir en el camino a la Biblioteca. Lo poco que sale de sus labios tiene la única intención de tranquilizarme, pero para desgracia de ambos, el clima no es tan interesante como para llenar un silencio de media hora desde la casa de los Canonach hasta el edificio de mis pesadillas.

Apostados a ambos lados de la puerta principal, hay dos guardias que nos examinan detenidamente cuando pasamos junto a ellos. Por algún motivo, me siento más amenazada que protegida sabiéndolos aquí.

-¿Qué crees que estén haciendo aquí?

-Faltan tres días para el Festival. La seguridad se pone bastante pesada.

-¿Desde cuándo? No recuerdo... Oh. Ya veo. -La amenaza sigo siendo yo.

-No dejes que te afecte. De hecho, lo mejor que podrías hacer es acostumbrarte a ellos, ya que papá pensó que sería una buena idea poner extra seguridad en la puerta de la sala de Clasificación.

-¿Cómo?

-¿Pensaste que te dejaría aquí si no estuviera seguro de que no correrás peligro? Vamos, Abril... Qué poco me conoces.

-¿Cómo los convenció...?

-No es como si fuera una locura. Vale la pena proteger más los nuevos capítulos que cualquier otra sección de la Biblioteca, especialmente durante esta época. Todo el mundo quiere saber qué viene después del Festival, ¿cómo resistir la tentación?

-Bastante persuasivo.

-Los miembros del Consejo pensaron lo mismo. Andando, Ros, no querrás llegar tarde.

Y cómo me alegra habernos puesto en marcha justo cuando lo hicimos. El momento en el que ponemos un pie en la sala de Clasificación sé que algo no anda bien. F y Raven discuten acaloradamente al máximo volumen permitido en la Biblioteca, pero es suficiente para ponerme en máxima alerta.

-¿Todo bien?

-¡Abril! Qué bueno que estás aquí. -Raven corre a mi encuentro, pero gracias a Cedric no se acerca lo suficiente para darme un abrazo. Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta.

-¿Todo bien?

-Perfectamente.

-Deja de mentirte, R pequeña, ¡no vamos a solucionar esto ni teniendo un millón de años!

-Y tú deja de exagerar. Abbie por favor cuéntale a F que tú personalmente supervisaste la entrega de las 10 cajas que terminamos de clasificar el viernes en la tarde.

Me quedo de piedra, porque sinceramente no tengo idea de qué está hablando, hasta que guiña un ojo. Entonces me relajo junto a Cedric que observa la escena confundido.

-Así es. Así fue, quiero decir.

-¿Lo ves? Ve a preguntarle a tus chicos de Encuadernación. Si las cajas no llegaron a su sala es culpa suya.

-Todos los años es lo mismo. -Se queja el hombre. Se deja caer en la silla del escritorio y entierra el rostro sobre los folios y empieza a roncar casi instantáneamente.

-¿Deberíamos...?-Comienza Cedric.

-Déjalo descansar. ¿Quién sabe cuándo fue la última vez que durmió? -Raven pone su chaqueta sobre los hombros de F y se gira para mirarme. -¿Y a ti qué te pasó?

Sólo hasta ese momento me doy cuenta de que había estado caminando como si estuviera envuelta en importantísimas cáscaras de huevo, y tengo que enderezarme, aunque eso signifique aguantar una horrible cantidad de dolor, para parecer menos tensa de lo que estoy,

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora