12. Papeleo (Pt. 4)

48 9 0
                                    

-¿Qué tal tu día en la oficina?-Pregunta Tomás, descargando las bolsas del supermercado y una del sitio de comida china favorito de mamá, en el mesón de la cocina.

Antes de regresar a casa, decidí dar un paseo para aclarar mis ideas. Otra pésima idea para agregar a la lista, pues en un momento me encontré merodeando los alrededores de la casa de los Canonach, y al notarlo, me sentí tentada a acercarme más y tocar a la puerta. Le diría a Cedric que pasaba por el vecindario, le pediría que volviera a besarme como lo hizo anoche, me despediría y enviaría mis saludos a sus padres.

Fue mi instinto de supervivencia lo que me detuvo, como es lo que me obliga a responder con un simple "bien, aburrido" a la pregunta de Tomás antes de ayudarlo a desempacar.

-Esto hará maravillas por tu currículum. La próxima vez que te postules para la UA no podrán decir que no. -¿Tenía que mencionarlo?

Ahora que lo pienso, me alegra que lo haya hecho, pues me recordó que tengo un par de preguntas que hacerle.

Sé que camino sobre cáscaras de huevo, pero una oportunidad como esta no volverá a presentarse.

-Esa es sólo una de las miles de ventajas de este trabajo.

-Me alegra que lo veas de esa manera.

-¿Sabes que es, en mi opinión, lo más valioso?

-Por favor... -Pide, señalando una silla en la mesa, antes de poner una caja de arroz frente a mi y tomar asiento del otro lado de la mesa. -Dime, ¿qué es lo más valioso?

-La oportunidad de tener una relación cercana con la Bibliotecaria. -Me mira por unos instantes y sé que he dado en el clavo. Ahora viene la parte difícil.

-¿A qué te refieres?

-Bueno, no todo el mundo tiene la suerte que nosotros, ¿no lo crees?

-Sí, supongo... ¿a qué viene todo esto? -Se quita las gafas para limpiarlas con el borde de su camisa azul celeste. Está nervioso, lo veo en sus ojos.

-A nada, es sólo que... Vaya, Regina Dubh es fantástica. ¿Has notado como, cuando te mira, es como si pudiera leer tu Libro? ¿Cómo si le bastara una mirada para conocer tu presente y tu pasado?

-Vaya, Abril, nunca creí que la apreciaras tanto.

-¿Cómo no hacerlo? ¡Ella siempre tan atenta con nosotros! Ha hecho mucho por esta familia. -Tomás va a decir algo, pero me apresuro a terminar mi discurso antes de que cambie de tema-como aquella vez que vino a visitarte cuando mamá seguía en Emberbury.

El color escapa de sus mejillas.

Bingo.

Espera, ¿por qué me alegro? Si está tan nervioso es porque tiene algo que ocultar. ¿Y si ese algo es que él y R...? ¡No! ¡Imposible!

-¿Perdón?

-Una noche hace un par de semanas, ¿no es así? Me sorprende que con una agenda tan ocupada como la suya haya hecho un espacio para venir personalmente a ofrecer su apoyo. Porque eso es a lo que vino, ¿no es así?

Lo miro directamente a los ojos, saboreando la dulce victoria. Los papeles se invierten, y esta vez él es la presa y yo el depredador.

-Vino a entregar la copia de la Llave de tu madre. -Escupe, levantándose para servir algo de beber. Es sólo una excusa, lo sé.

Tiene que serlo.

Eso no puede ser todo.

-¿Eso es posible?

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora