La suave música producida por el piano inundaba toda la habitación, el pelinegro frunció la frente en señal de concentración mientras tocaba a la perfección una elaborada pieza, llevaba semanas practicando y estaba orgulloso de su logro, pues era la primera vez que aprendía a tocar una canción sin ayuda del príncipe Heeseung, su acostumbrado tutor de música. Al finalizar sonrió orgulloso, apartó los rebeldes mechones de cabello que habían caído sobre su frente y miró al frente esperando encontrarse a su peli plateada favorita sonriendo y aplaudiendo ante su logro, sin embargo, al alzar la vista no se encontró con eso.
La chica estaba sentada en el sillón frente a él, sus pies descalzos se balanceaban con inquietud, y se mordía las uñas de la mano donde estaba recargado su rostro mientras su mirada se encontraba clavada en un punto inexistente a las afueras del castillo.
No era la primera vez en esas últimas semanas que la notaba tan distraída, era una actitud que había tomado la chica desde que el príncipe de Nostriel se había ido. Ante esta idea el chico sintió una opresión en el pecho y le fue imposible no apretar los puños. Sunghoon carraspeó su garganta para llamar la atención de Reika.
—¿Te encuentras bien? —La muchacha volteó a verlo algo confundida.
—¿Dijiste algo? —Sunghoon frunció el ceño.
—¿Estás bien? Te he notado algo distraída estos últimos días.
—No te preocupes Hoon, no es nada importante. —El chico asintió y nuevamente el lugar se sumió en silencio.
—Si te preocupa el príncipe Jay —comenzó dudando y con dolor en el pecho—, estoy seguro de que estará bien. Es de las personas más valientes, fuertes e inteligentes que conozco; logrará volver sano y salvo. —Reika suspiró.
—Tienes razón, seguramente estará bien. Es sólo que lo extraño un poco. —El corazón del chico latió con dolor ante esta confesión.
Reika realmente extrañaba al rubio, sentía que se había ido en uno de los momentos en los que más lo necesitaba, ella solía acudir a él cuando se sentía preocupada o traía demasiadas cosas en la cabeza y pasar el rato con el chico siempre la hacía sentirse mejor y más ligera, pues él era un excelente oyente y consejero, además que su gran sentido del humor siempre la hacía olvidarse del mal rato y le alegraba el día.
—¿Te gustaría hablar de eso? —La chica lo meditó por unos segundos.
—No es necesario, sólo son un montón de problemas sin importancia los que traigo en la cabeza.
—Quizás si los compartes conmigo podría ayudar a aligerar la carga. —La princesa sonrió, ya había escuchado esa frase antes.
—No te preocupes, realmente no es nada. —El príncipe asintió sin estar realmente convencido.
Le dolía el hecho de que Reika no confiara lo suficiente en él cómo para contarle sus problemas, pero igual sabía que era mejor dejarlo así y esperar a que la chica se lo dijera por sí misma en lugar de forzar y presionar las cosas.
—Lo siento, tengo que irme, acabo de recordar algo. —Reika abandonó la habitación dejando a un solo y confundido Sunghoon.
<><><><>
Selina y Jake se encontraban tirados en el piso en medio de unos de los pasillos del castillo mientras observaban las hermosas molduras del techo alegremente, llevaban días enteros haciendo eso, recorrían juntos el castillo y el chico le contaba la historia de las habitaciones, del arte u objetos que habían ahí y en esta ocasión le explicaba sobre el techo.
—Ese es Polifemo el Grande, fue uno de los primeros hombres en lograr matar a un Oscuro con ayuda de un arma forjada por los Vita —explicó el chico —. Si ves el cuadro de ahí puedes ver la representación de la creación de la espada, y en ese de allá está Polifemo sosteniendo la cabeza del monstruo. —Selina se encontraba fascinada y escuchaba con atención e interés cada palabra que salía de la boca del chico.

ESTÁS LEYENDO
Cursed-Blessed {Enhypen}
FanficLas princesas cabalgaban por el frondoso bosque con sus espaldas saludando al sol, las lágrimas corrían por sus rostros cansados y mantenían la mirada en el azul del horizonte sin saber realmente a dónde es que se dirigían. Cabalgaron por horas sigu...