CAPÍTULO XVI

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El ambiente estuvo tenso los días consecutivos a la pelea o como los príncipes lo habían denominado, "El día R". Todos se mantenían en silencio y actuaban con cautela, pues nadie quería hacer enojar a la princesa Reika y menos aún al príncipe Jungwon, quien recorría el castillo hecho una auténtica furia. Luego de que la tensión se volvió realmente insoportable, la princesa Dabin convocó una reunión con todos los habitantes del castillo, donde los menores se disculparon al igual que Reika, Jungwon y Heeseung por haber ocasionado tal incómoda situación. Se pusieron reglas, se llegó a un acuerdo y se decidió dejar lo sucedido en el pasado.

Selina observó de reojo a los príncipes Heeseung y Sunghoon quienes jugaban ajedrez; el primero se veía realmente relajado y confiado mientras que el segundo se inclinaba sobre el tablero con el ceño fruncido en símbolo de concentración. En unos pocos movimientos el pelinegro había sido vencido por décima vez consecutiva.

—¡AGH! Me niego a volver a jugar contigo —sentenció poniéndose de pie.

—Pero Honnie, dijiste que jugarías veinte rondas conmigo —suplicó el pelirrojo agarrándolo del brazo.

—¿Estás loco? Es realmente injusto, nadie puede ganarte por tus trampas.

—No son trampas —puchereó.

—Claro. —El menor se zafó bruscamente de su agarre y se fue a sentar junto a la chica.

El príncipe de Entoria suspiró y miró el suelo con tristeza. Luego recorrió la habitación con la mirada en busca de un nuevo compañero de juegos, pero todos los presentes evitaron hacer contacto visual con él.

—¿Alguien más que quiera jugar?

—¿Para perder como siempre? No, gracias —contestó Sunoo mientras dibujaba con tranquilidad.

—Yo quiero —se ofreció Selina poniéndose de pie, lo que hizo que el chico sonriera y que el resto la miraran asombrados.

—Sólo vas a perder tu tiempo, querida —advirtió el de pelo cano—. Nunca nadie ha logrado vencer a Heeseung y créeme, es imposible debido a qué...

—Shh, shh, shh, shhh. —El mayor tapó la boca del muchacho—. Si ella quiere jugar, entonces vamos a jugar. —Sunoo alejó la mano del chico de su boca con cara de asco.

—Está bien, pero de todos modos te advierto que estás perdiendo el tiempo. —El príncipe de Pistina regresó a su dibujo.

Selina tomó asiento frente al heredero de Entoria.

—¿Sabe jugar? —preguntó el muchacho con una sonrisa maligna en su rostro.

—De no ser así no me habría ofrecido como voluntaria —este comentario hizo que el chico sonriera.

—Bien, entonces veamos qué tan bien juega. —Se dieron las manos e iniciaron la partida.

Estuvieron jugando durante varios minutos hasta que la primera ronda llegó a su fin.

—Jaque mate —sentenció la chica cruzándose de brazos, Heeseung la miró a ella y luego al tablero atónito, no podía creer lo que acababa de suceder.

—Pero... ¿cómo?... ¿por qué?...

—Maldita sea, ¿oyeron eso? Selina pateó el trasero pelirrojo de Heeseung —se burló Ni-ki llamando la atención del resto.

—Quiero la revancha —pidió el mayor a la princesa.

Jugaron durante varias horas consecutivas siendo el príncipe Heeseung el perdedor en cada una de ellas. Ninguno de los presentes podía creer lo que estaba pasando, por primera vez en la historia y en la vida del chico, alguien había logrado vencerlo en su juego favorito.

Cursed-Blessed {Enhypen}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora