CAPÍTULO LX

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A la mañana siguiente, Sunghoon, Reika, Selina, Jake y Altea partieron después de desayunar y un poco antes del mediodía.

El camino hacia la Cueva Circular transcurrió entre pláticas, risas, bromas, juegos –caricias y miradas robadas entre los mayores–. Luego de cerca de tres horas, finalmente llegaron a la entrada de la Cueva Circular en la montaña Thegasus. Cada uno desmontó su caballo y comenzaron a organizarse para levantar el campamento.

Entre Jake y Selina trabajaron en poner las distintas casas de campaña en las que dormirían los príncipes; Sunghoon y Reika se encargaron de montar el resto de muebles y objetos necesarios tanto dentro de la Cueva como en el campamento, mientras Altea recolectaba madera para poder hacer fogatas durante la noche.

Reika estaba concentrada acomodando y contando la comida que tenían cuando las risas de su hermana la distrajeron, volteó a verla y le fue imposible no sonreír. Selina y Jake bromeaban y se divertían mientras el príncipe intentaba enseñarle a montar la carpa.

—Parece ser que se están divirtiendo —habló Sunghoon a su lado, sacándole un susto.

—Así es, ambos se ven felices —comentó en voz baja, cosa que llamó la atención del chico.

—¿Sucede algo?

—Es solo que... Últimamente Selina ha estado muy extraña, hay días en los que se ve radiante y feliz como ahora y otros en los que se encierra y no habla con nadie. ¿Sabes si ella y Jake pelean seguido? —El pelinegro alzó una ceja.

—No lo creo, según lo que Jake me ha contado su relación es muy buena y estable. —Sus palabras la dejaron pensativa—. Quizás simplemente estaba nerviosa por toda esta situación, tú también te estuviste portando un tanto extraño por eso. —Ante este comentario, la chica no pudo evitar hacer un puchero y darle un suave empujón a modo de queja—. Te traje un regalo —comentó Sunghoon sacando una pequeña caja morada de entre los pliegues de su pantalón.

Reika miró el objeto con asombro pues el amable gesto del chico aceleró su corazón.

—Honnie, no era necesario.

—Quiero dártelo en caso de que... —titubeó a causa del nerviosismo—. Lo que pase esta noche. —Reika tomó las manos contrarias dulcemente y las volvió un puño alrededor de la cajita.

—Me lo darás mañana —susurró la chica mientras juntaba sus frentes.

—¿Me lo prometes? —La peli plateada asintió levemente haciendo sonreír al más alto, para luego fundirse en un dulce beso.

Lentamente llegó la noche, haciendo que el nerviosismo de todos aumentara. Minutos antes de que desaparecieran los cálidos rayos de luz, todos entraron a la cueva.

Selina y Reika comenzaron a recorrer el lugar con nerviosismo para luego recostarse sobre las mantas y almohadones que habían sido colocados ahí horas antes.

Selina y Jake se encontraban acostados frente a frente, hacía varios minutos que los temas de conversación se les habían terminado y simplemente se dedicaban a contemplarse el uno al otro.

—¿Estás nerviosa? —preguntó el príncipe de Hemia mientras estiraba una de sus manos para apartar un mechón rebelde que caía con suavidad sobre el rostro de la chica. Selina simplemente asintió a modo de respuesta—. Todo saldrá bien, yo estoy aquí. —La peli plateada suspiró pesadamente mientras cerraba los ojos y disfrutaba de las suaves caricias que el príncipe le daba para ayudarle a tranquilizarse—. En el peor de los casos sólo será como cualquier otra luna nueva —comentó con calma y sin detener sus caricias—. Mañana comeremos pastel y nos divertiremos explorando este lugar, seguramente encontraremos algo interesante aquí. —La chica asintió.

Cursed-Blessed {Enhypen}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora