Wanda M.
— ¿Lo siento? Dios, Wanda... No sé qué más decir, ella es la esposa, pero no tiene mucho poder por aquí, en realidad, no creo que le importe como para corrernos o algo...
Jane intentó sujetarme del cuello, pero se lo impedí.
Me siento impotente, frustrada, quiero ir tras Natalia y arreglar todo con ella, pero no puedo hacerlo, no puedo hacerlo porque todos verían extraños nuestro comportamiento.
— Vine a trabajar, Jane, no para lo que sea que se te haya ocurrido - Mi voz suena más grosera de lo que deseo, y automáticamente me arrepiento, no quiero ser hija de puta con nadie pero realmente estoy molesta.
Me doy la media vuelta y caminó hasta el lobby.
La puedo ver de pie en la salida, y justo cuando me encuentra con la mirada, Barnes la sube al auto blindado.
Aprieto la mandíbula y me marchó hacia otro estúpido cuarto de oficina lejos de Jane...
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N. Romanoff
Las 12 en punto, no puedo dormir, he estado llorando en silencio toda la tarde... quizá he horneado más de 10 pays, pero es lo que suelo hacer cuando estoy triste.
Un pequeño destello de luz se cuela por la ventana de la sala de estar, pero no es ninguna lámpara, se mueve, tiene un movimiento constante. Me acerco extrañada a revisar tras las persianas, y no puedo observar nada. Espero de pie unos momentos, y de nuevo, la luz... pero esta vez se posa en mi nariz, y de ahí no se mueve.
Wanda aparece tras uno de los arbustos gigantes al frente de donde vivo. No puede ser.
Una vez que se asegura de que la he visto, se recorre hacia un costado y me da una sonrisa gigante. De lado a lado. Los pasos de Barnes se escuchan sobre la tierra y de nuevo se oculta.
Mierda. No tenía intención alguna de volver a verla, pero entonces aparece con su estúpido foquito, y lo único que se es que debo deshacerme de James.
Voy rápidamente hacia la habitación y tomó el primer saco y bolsa que encuentro, para entonces dirigirme hasta el frente de la reja que Barnes resguarda.
- ¡JAMES, ALGO HA SUCEDIDO EN CASA DE MAMÁ... DEBES LLEVARME!
Intento sonar lo más dramática que puedo. Incluso derramó un par de lágrimas. El pelinegro me observa extrañado.
- ¿De qué habla? No he sido informado.
- ¡YELENA LLAMO, ALGO ACABA DE SUCEDER, CARAJO, ¡JAMES!
Doy un fuerte empujón en su pecho y este gruñe.
- Señorita, conoce el procedimiento... permanezca en casa mientras yo reviso la situación, tan pronto sepa algo enviaré a alguien por usted, ¿bien?
- ¡QUIERO IR, ES MI FAMILIA!
- Steve ha dejado en claro las reglas, señorita, lo lamento.
Barnes va corriendo apresurado hasta su auto, y en menos de lo que esperaba ha desaparecido por la larga carretera. Limpio las lágrimas que he botado y antes de que pueda dar otro paso, siento las manos de Wanda sujetar las mías.
Intento soltarme de ella, pero no puedo, mi cuerpo no colabora.
- Señorita Romanoff, sé que no se supone que venga hasta su hogar a estas horas de la noche, pero no apareció por el nuestro, tampoco dejó ninguna postal... no quiero pensar que me detesta o algo por el estilo.
"Nuestro" Ella de verdad acababa de referirse a su casa como "nuestro hogar"... y fuera de pensar que es una locura, creo que es estúpidamente lindo. Nunca nadie antes me ha tratado como una igual, nunca antes nadie me ha hecho sentir que pertenezco.
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"Postales de amor." - Wandanat (g!p)
RomanceDonde Wanda Maximoff ha conseguido un lugar en el sello jurídico más importante de Europa, y Natalia Romanoff es esposa del presidente. (Wanda g!p) Para ti, siempre.