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Wanda M.

31 de diciembre, y solo para empeorar las fechas muero de tos como niña pequeña.

Ya sé, un fastidio. Envié a Thor y a Valkiria por un jarabe, pero han tardado más de medio día pues se están besando en cada esquina.

Loki, Darcy y Mónica se han quedado a hacerme compañía. Por suerte ninguna debe trabajar hoy.

- ¿Ha probado la miel con limón, abogada?

Darcy me mira con curiosidad, yo niego.

- Se escucha feo

- Es un remedio natural que hará que tu garganta deje de doler.

Con un puchero consigo que Darcy se detenga en su idea.

- ¿Chocolate caliente? No quiero que no puedas brindar más tarde.

- Chocolate, pero debes mirar supercampeones conmigo.

Darcy comienza a reír y sin agregar ni una sola palabra se dirige a la cocina.

Lo único bueno de estar enferma es que la gente hace cosas lindas por ti.

Minutos después regresa con dos tazas de chocolate caliente, y una bolsa de malvaviscos.

Adoro a Darcy.

Levantó uno de mis brazos y ella aprovecha para juntar su cuerpo al mío, tiene un pijama de peluche encima así que se siente suave. Las risas de Loki y Mónica provenientes de la cocina se escuchan provocando que rodemos nuestros ojos.

Justo cuando comenzamos a gritar de emoción por el programa, la puerta del cuarto es abierta de golpe, y tras ella aparece Natalia.

Oh.

Se ve estúpidamente linda con su gorro de renos.

Debería estar feliz de verla, pero ahora tengo ganas de llorar.

Natalia me observa por varios segundos sin decir nada, me mira con un brillo irrompible en su mirada, me mira de una manera tan fija que parece que ha sido hipnotizada. Al cabo de un rato desvía la mirada hacia Darcy quien permanece abrazada a mi costado. Mi amiga carraspea alejándose de mí, luego de manera lenta se acerca a mi oído.

- Me voy antes de que me asesine... - Darcy se levanta y tras colocarse las pantuflas comienza a caminar hasta la salida de la habitación - buen día, señorita Romanoff.

Natalia apenas y le regresa la sonrisa. Mi amiga se marcha cerrando la puerta tras suyo.

- Wanda... Se que pedir perdón no sirve de nada, pero juro que por mucho que trate no logré escabullirme. Steve ha estado... sospechando, no lo sé. No quise arriesgarnos.

La observo sin decir nada, sé que no es culpa suya. Se que quizá me ama en verdad y todo es tan difícil para ella como lo es para mí, pero, ¿cómo saberlo? Igualmente me siento dolida.

Quiero decir tantas cosas, y la mayoría no son nada lindas, ni amables, ni consideradas. Me ha dolido tanto verla de nuevo que lo único coherente que pienso poder decirle es que se marche.

- Realmente la he extrañado, señorita Romanoff.

Pero mi boca tiene planes distintos. Bien ahí.

Natalia se deshace de su saco y de manera temerosa se sienta sobre mi regazo qué está cubierto por la colcha de ositos.

- He traído tus regalos atrasados...

Ella enrolla sus manos en mi cuello y de manera lenta acerca su rostro al mío, une nuestras frentes y en un movimiento delicado deja un beso sobre mi nariz, y después se dirige a mi cuello en donde encuna su rostro y deja pequeñas muestras de afecto por toda el área.

"Postales de amor." - Wandanat (g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora