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Natalia R.

— Mónica y Darcy no vendrán hasta media noche, y mis amigos fueron en busca de alcohol. Se tardarán un rato... No nos hemos visto desde hace... — Wanda detuvo sus besos en mi cuello alejando su rostro para pensar.

—En mucho tiempo, lo sé. Si hay alguien aquí con más ganas que tú, soy yo.

Una sonrisa involuntaria se me escapa provocando que Wanda acaricie mi labio inferior con su pulgar de manera descarada.

— Señorita Romanoff...

Wanda toma mi cintura y lentamente me va girando hasta colocarme de espaldas a la barra desayunadora del comedor. Cuela sus manos debajo de la tela de mi blusa acariciando mi abdomen, explora el lugar hasta llegar a la línea en la que inician mis bragas, justo en esa posición empuja mi cuerpo hacia atrás de manera cautelosa provocando que choque con el suyo, así es como me deja saber que se encuentra totalmente despierta para mí.

— Quiero que me quites toda la ropa justo ahora, Wanda.

—A sus órdenes, señorita Romanoff...

Ella desabotona mis vaqueros con agilidad, deja que una de sus manos se pierda sobre la tela de mis bragas. Dos de sus dedos acarician la zona de manera lenta, y de vez en cuando aprietan haciendo a mis piernas flaquear.

— De verdad te conseguí regalos, ¿no quieres verlos?

Wanda asiente con una sonrisa, pero se aleja a colocar el seguro en la puerta.

Conforme se acerca a mí se va deshaciendo de sus propias prendas sin pudor alguno, y mientras avanza, siento que mi vida comienza a ir en cámara lenta, cada vez más lenta... Observó una por una las tonalidades que invaden su piel, la manera en que sus músculos se contraen cuando me sostiene de la cintura. Antes de darme cuenta, está encima mío.

— Si, obviamente. Pero primero deseo verla desnuda, señorita...

Wanda se encarga de satisfacer su propia fantasía en un tiempo relativamente corto, la siguiente cosa que sé es que estoy desnuda sobre la mesa del comedor, desliza la punta de su nariz por mi brazo desnudo llegando hasta mi cuello. De forma estúpidamente sensual humedece la yema de sus dedos y entonces comienza a masajear mis pezones de manera hábil. No demasiado duro, tampoco demasiado suave... En el ritmo perfecto para hacer mi centro explotar.

Al cabo de unos minutos mis piernas se enroscan en sus caderas, entonces aprovecho para presionarla contra mi centro de manera tentadora. Puedo sentir su miembro bastante erecto, acarició desde la base hasta la punta con una de mis manos libres, esto provoca un ligero gemido en ella.

Estaba a punto de descubrir mi manera favorita para despedir un año.

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- ¡Tengo la figura de acción versión ilimitada de Spiderman, bobos!

La sonrisa de Wanda no desaparece con nada... diablos, mi corazón está como loco ahora.

- ¡Yo tengo una mejor que esa! - Dice Thor.

- ¡Yo tengo como diez de esos! - Responde Loki. El pelinegro les observa con la menor preocupación.

- La mía es mejor que la de ustedes - se defiende Wanda.

Valkirya los mira con vergüenza.

- ¿No están lo suficientemente grandes para jugar con muñecos?

Wanda deja a sus amigos discutiendo en la sala y se encamina hacia mí.

- Nat...

- Mmm...

"Postales de amor." - Wandanat (g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora