Natalia R.
— ¡Wow! Nat, me alegro. Muchísimo... — Antes de pasarme la botella de vodka, vierte un poco del líquido dentro de su boca — lo que debiste haber hecho desde un inicio era marcharte, al menos ahora te has decidido — asiento, y ahora soy yo quien bebe — ¿Cuál es el plan?
- No, no lo he pensado realmente. Solo marcharme, hacerlo mientras nadie sepa y nadie pueda darse cuenta. Desaparecer, y ya. Pienso que podría esconderme un tiempo en Marruecos, y después bajar hasta Nueva York, despistarlos.
- ¿Y si no te buscan?
- Lo harán, y no quiero que me encuentren.
- Para ser alguien que constantemente demuestra el poco amor que recibió de sus padres realmente te empeñas en probar que te necesitan.
- Es que esa es la cosa en las familias como las nuestras, no nos aman de manera individual, no nos ven como personas, pero completamos un grupo modelo que no puede cuartearse ni un poco frente a ojos ajenos.
Sylv se acerca a su escritorio buscando algo en específico.
- ¿Qué pasa con tu madre?
- ¿Realmente serviría de algo pedirle ayuda?
Mi amiga hace una mueca con los labios.
— Esa chica del bar de la que me hablaste antes, ¿Bonnie? — Sylv asiente — Steve pasa más tiempo en el Norte que en casa, no puede ser coincidencia que ella siempre lo atienda, ¿no? Mi padre lo debe creer.
En todo el tiempo que Sylv llevaba espiando cada paso de Steve no pudo encontrar nada para manchar su reputación, nada, excepto una joven mesera con la que siempre coincidía en el mismo sitio, a la misma hora. Tenemos un par de fotos de ambos, y, honestamente, Steve luce feliz, si es que es capaz de sentir una emoción como esa.
— No quiero arruinar la vida de Bonnie, es una chica linda.
— Lo sé... Y te agradezco por ayudarme a encontrarla. No arruinaremos su vida, le pagaré, sólo necesito que mienta lo suficiente como para que mi padre lo crea.
- Su hija huye con el corazón roto después de descubrir que su esposo, el único hombre al que alguna vez ha amado... - ambas estallamos en risas, pero ella retoma su seriedad – la engaña de manera despiadada en viajes de trabajo, trabajo que tu padre le da, con una mesera de un mísero bar... Alexei no es el mas feminista de todos, pero no creo que sea el tipo que permitiría que te sobajen de esa manera, después de todo eres la primera Romanova en fila.
- Oh, no, no has entendido. Él no estará de mi lado.
- ¿No? – niego – me querrá matar por armar un escándalo, pero... no estará contento con Steve, si no estamos juntos no hay posibilidad de un futuro heredero. ¿Sabes qué es lo hará? Te dejo adivinar...
- Anular su matrimonio – asiento, Sylv choca nuestros puños.
- Lo sacará del sello de una manera bastante vaga, después, llamará a Yelena Belova para hacerle saber, con la mano en el corazón, que toda la herencia familiar pasa a quedar bajo su nombre.
- ¿Y si Yelena no acepta?
- Tendrá que... Es joven pero no imbécil, es nuestro legado, Sylv, de lo que viviremos cuando ellos ya no estén. Si ninguna de las dos somos abogadas es porque Yelena odia la diplomacia y porque a mi jamás me permitieron estudiar. Al menos de ella podrá esperar un matrimonio, hijos o lo que sea, eso lo empujará a soltar todo.
- Sabe que se está muriendo.
- Si – digo – no le queda realmente mucho tiempo, y ese hombre no pierde un solo segundo.
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"Postales de amor." - Wandanat (g!p)
RomanceDonde Wanda Maximoff ha conseguido un lugar en el sello jurídico más importante de Europa, y Natalia Romanoff es esposa del presidente. (Wanda g!p) Para ti, siempre.