Natalia R.
Sin poder dejar de mover mi pierna izquierda espero sentada en el sofá de la sala. He colocado la prueba de embarazo dentro de una pequeña caja. No quiero verla... Obviamente quiero saber, pero no quiero verla hasta que Wanda llegue... lo que debe suceder en los próximos 10 minutos, salió hace un rato para llevar a los chicos a la escuela. El desayuno está listo, pero todavía no está servido, estoy tan muerta de pánico que temo tirar todo lo que toque.
Acomodo mi nuca contra el sofá y cierro los ojos un rato intentando relajarme hasta que escuchó el sonido del timbre. ¿Por qué demonios está tocando el timbre?
- ¡Entra! - el timbre se escucha por segunda vez, suspiro y cubro mis ojos con las manos - ¡Por dios, abre la puerta, no tiene seguro! - el regular sonido que el pestillo de la puerta produce me hace saber que ha entrado – siéntate aquí conmigo, anda, por favor... Probablemente tendría que haber sido un poco más especial o lo que sea, pero necesito saberlo, está en la caja... Dime, dime si son buenas o malas noticias. ¿Sí? No me tomaré nada personal.
Pasa un rato en silencio. Estiro mi mano y doy con su espalda, así que suelto una palmada sobre ella.
- ¡Anda! Dime... ¿sí o no? - aprieto aún más los ojos con miedo a que ella odie la idea, se arrepienta y se marche de casa para siempre - ¡Bueno! ¿Lo vas a mirar o no?
- ¿Estás buscando embarazarte?
¡¿QUE?!
Abro los ojos sorprendida y doy un brinco que me aleja unos metros de mi lugar actual en el sofá.
- ¿Melina?
- Si, Natalia... Yo toque el timbre, dos veces, y tú estabas terca con que entrara.
- ¡Creí que eras Wanda! ¿De dónde demonios sacaste mi dirección? - Ella se apresura a responder, pero yo soy más rápida - ya, me imagino, la rubia estúpida de Yelena.
Mi madre acomoda su saco con elegancia, y aclara su garganta.
- ¿Y bien?
- Vine... Vine a verte.
- Pues claro, estás en mi sala de estar. ¿Qué es lo que quieres? Si es sobre el trabajo no lo considero prudente, Wanda vendrá a desayunar, y su jornada no empieza hasta dentro de dos horas, pero como ella es realmente amable probablemente no le molestara atenderte, pero a mi si me molestara que lo haga.
- No quiero discutir nada sobre la empresa, tampoco con Wanda. Es contigo, directamente quiero hablar contigo.
- Me hubieses llamado.
- Es importante.
- ¿Te estás muriendo?
Melina sonríe de manera sarcástica, estoy agotando su paciencia. Me burlo internamente, aunque probablemente cuando le cuente de este momento a Hann ella no estará muy orgullosa de mi progreso.
- Aún no, aún no. Quizá más adelante.
- ¿Entonces? No quieres dinero, no estás muriendo, Yelena está perfectamente bien. ¿Qué demonios te trajo a mi casa el día de hoy?
- Quiero disculparme por no haber asistido a tu boda.
No me mira a los ojos mientras habla, esconde su mirada en el pobre de Goose que nos observa desde su sofá personal en la esquina de la sala.
Me pongo de pie con la caja que alberga la prueba y la colocó en uno de los muebles de la cocina, lentamente y a pasos rudos regreso hasta la sala de estar.
- Vaya... - me retiro el saco que llevo sobre el pijama, de repente comienza a hacer calor... Podría ser también el hecho de que nunca antes había escuchado a mi madre disculparse (conmigo) por algo - ¿eso es todo por lo que quieres disculparte?
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"Postales de amor." - Wandanat (g!p)
RomanceDonde Wanda Maximoff ha conseguido un lugar en el sello jurídico más importante de Europa, y Natalia Romanoff es esposa del presidente. (Wanda g!p) Para ti, siempre.