"Postales de amor." - Wandanat (g!p)

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Wanda M.

— ¡Su cumpleaños es en dos semanas, no tengo idea que regalarle! En realidad, ni siquiera sé si podré estar con ella ese día, probablemente no.

Thor hizo una mueca con los labios y medito unos segundos.

— ¿Estará con el estúpido de su esposo?

— Es su esposo.

— Pero está contigo también.

Aumente el nivel en la caminadora y bufé contra el audífono mientras comenzaba a agitarme más al correr.

Thor también corría al otro lado de la pantalla. Vivir lejos no impide que podamos hacer cosas juntos. Es por eso que es mi mejor amigo.

— No la he visto en 6 días, tampoco le he preguntado qué desea hacer.

— Llévala de viaje, tú eres una excelente compañera de viaje.

Había pasado los últimos 3 meses muerta de amor por Natalia. Y ella por mí, creo que eso está claro.

Como alguien que nunca antes había hecho nada parecido a estar en un asunto ilícito, como ser la amante de una mujer casada, quizá lo he estado haciendo muy bien.

Nadie sabe nada en lo absoluto, nadie más que Natalia y yo. Bueno, Thor y Loki lo saben... Pero ellos no cuentan, son Thor y Loki, también mamá... pero no es como que ella sepa que soy su amante, ella piensa que es mi novia. Creo que eso es más lindo.

Aquí en Rusia nadie lo sabe, ese es mi punto.

¿Cómo ha sido estar con ella? Todos los días en que debo fingir que no me importa verla llegar de la mano con Steve al despacho me hago la misma pregunta, cada vez que la escucho llorar por algo que le dijo o hizo, me hago la misma pregunta.

¿Cómo es estar con ella?

Es efímero. Supongo que es esa la palabra que usaría para responder.

Pasajera, Natalia es pasajera, y me dura siempre un solo día, una noche. Es efímera.

Antes no tenía idea de lo mucho que eso podía llegar a quemar.

Ahora lo hago.

El primer mes solíamos vernos siempre al quinto día, la buscaba en el corte 60 de la carretera siempre a las 12:45 en punto... Manejábamos con la música a todo volumen, y hacíamos el amor de pie en la puerta del cuarto porque no podíamos aguantarnos más.

Esa es la gran parte, recordar esos días que no son nada lejanos me pone los pelos de punta. La extraño.

Pero, los encuentros al quinto día dejaron de ser suficientes, y también dejaron de ser. Las cosas se complicaron, así que dejó de ser al quinto, y ella comenzó a aparecer por casa cada que le era posible hacerlo. Eso era lindo, usualmente se mantenía la regla de 1 vista por semana, y era emocionante.

¿Ahora? No tengo idea de eso, tengo un cuarto entero lleno de Postales con poemas en ruso, y el anhelo de una mujer que parece nunca amenazar con regresar.

Miró el reloj, 10:50... Si me ducho rápido probablemente llegaré a tiempo al club con Mónica, y Darcy... Resulta que de tanto frecuentar, nos hicimos amigas.

Amigas, amigas, y eso es agradable, tener a alguien con quien hablar de cosas que no sean de trabajo.

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N. Romanoff

- ¡Yelena! No puedo hablar mucho, está en casa, ¿ya estás cerca?

- Si, si... solo 10 minutos.