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Natalia R.

- ¿Puedo ver a Steve?

- Es la décima vez que hace esa pregunta, señorita.

- Llegaré a la septuagésima a menos que me deje ver a mi esposo.

- Necesita ser paciente, hasta que no confirmemos que la pérdida de memoria es temporal no puede irse.

- Aun no creo eso.

- Es precisamente lo que las personas en su situación dicen.

Ugh. Este hombre es un idiota. Uno de verdad.

- No se manejar, la idea que plantean es falsa.

- Si, entiendo la confusión que ronda por su cabeza justo ahora. Con suerte, podremos resolverlo todo en las próximas horas.

Apoyo mi rostro sobre la mesa y permanezco callada por varios minutos, entonces, una doctora aparece junto a Steve.

- ¿Ya puedo irme a casa?

- Escucha a la doctora, Nat.

Steve toma asiento a lado mío, automáticamente incrusto mi cuerpo en el suyo, su mano izquierda sujeta mi cintura... Al percibir su aroma automáticamente me siento más segura, sin embargo, una pizca de incomodidad entre ambos se siente de manera inevitable.

No sé por qué.

- Fuiste una mujer afortunada, Natalia.

- Eso es lo que todos dicen.

- Asumo que esta noticia será nueva para ambos, preguntaré primero, ¿Cuántos años llevan de casados?

- 2 – aseguro – 2 increíbles años.

Steve rasca su barbilla, juega unos segundos con la prominente barba que cubre gran parte de su rostro, está desesperado.

- 5 doctora, casi 6.

- ¿5? Estás siendo bastante optimista, Stevie.

- Nat... Por favor.

Bien, no está de humor. Quizá no debo seguir molestándolo.

- Estas embarazada, querida, posiblemente sea algo sorpresa para ambos pues no me habían comentado previamente nada referente a ello. El impacto fue únicamente sobre el cráneo, afortunadamente nada grave, sin embargo, causó una leve lesión que provocó la pérdida de memoria, y la desorientación que sientes... No te preocupes, es algo temporal, durante estos meses irás recuperando recuerdos poco a poco. Yo recomiendo no poner demasiada presión o los dolores de cabeza podrían ser insoportables... Tu esposo y familia serán los encargados de proporcionarte las versiones reales de las cosas, deberán hacerlo lento o podrían causar más d-

- ¿Dijo embarazada?

Mis manos se dirigen a mi estómago. Definitivamente mi estomago ha crecido... no, no, no poco, es grande... como si hubiese comido muchísima comida.

No he comido tanta comida.

- 5 meses, recomiendo un ultrasonido para poder asegurarnos de que no haya ningún problema, pero hasta ahora todo parece perfecto.

- No puedo estar embarazada, doctora. Tomo pastillas... ambos nos cuidamos, ¿Steve?

El castaño clava su mirada en la mía, parece enojado. Realmente enojado.

No como cuando coloco la música con el volumen demasiado alto en casa.

Enojado de verdad... Si su mirada pudiese calcinarme viva, ya sería cenizas.

- No son métodos totalmente factibles, que las pastillas fallen es más común de lo que imaginan. Los dejaré a solas un momento para que platiquen, después, el señor Rogers podrá tomar decisiones.

- ¿Decisiones sobre qué? – Pregunto.

La nada agradable mujer se marcha del lugar antes de responderme.

- Steve, ¿planeamos esto? – él se pone de pie y comienza a caminar de punta a punta por la habitación, su nivel de ansiedad me desespera, muchísimo - ¿No? No, está bien, no lo planeamos. No queremos bebes, ¿verdad? Lo acordamos, nada de bebés... No, no entiendo, háblame, Stevie...

Estira su mano para sujetar la mía, mi cuerpo casi se eleva unos segundos sobre el aire debido a la rapidez con la que he corrido hacia él. A pesar de que su mano permanece unida a la mía por el largo corredor, me sigue pareciendo que está bastante enojado conmigo.

"The base" es el sello que marca las esquinas de las paredes exteriores. No me había percatado, eso, o quizá en la clínica no estén. Un hombre que tiene pinta de general o alguna de esas mierdas militares estrecha la mano de mi esposo. Steve finge su sonrisa, es fácil reconocer cuando finge simpatía por otras personas, sus ojos se arrugan hacia el centro, y se hacen pequeños, mientras más tiempo mantiene la sonrisa, más riesgo corre de que sus ojos se pierdan en su rostro. Por suerte no pasa.

Una franja color rojo en su brazo derecho llama mi atención, varias insignias decoran su pecho, no tengo la menor idea de lo que significan, no creo haberlo visto antes. En el lado izquierdo de su pecho un parche bordado llama mi atención, dos líneas blancas, casi parecen rayos, no creo que sea fan de las tormentas, en el mundo real todo es política.

Sé que he visto ese símbolo alguna vez en algún sitio, no puedo recordar de donde, obviamente... Perdí la memoria, eso es lo que dicen.

El militar no está muy preocupado en tomar aire, su acento es extraño, muy poco común en Moscú, se que Steve está teniendo problemas tratando de entenderlo, el ruso nunca ha sido su fuerte.

"¿A dónde la llevas?

- Resulta que no es una enferma, solo es una puta.

- La homosexualidad es un tema serio.

- ¡Mi esposa no es ninguna lesbiana!

- Está aquí por una razón.

Un par de soldados nos rodean, Steve acomoda sus pantalones y pega mi cuerpo contra el suyo.

- No me jodas más, ¿quieres?

- Nuestra misión es ayudarles. Es común que te arrepientas de último momento, pero hiciste lo correcto en haberla traído.

- ¡Está embarazada de otro hombre! ¿Qué te hace pensar eso? No está enferma, es una simple zorra.

Mi cabeza es un tormento.

Sus palabras... las, las puedo procesar, se lo que ha dicho de mí, que el hijo no es suyo... eso, es... tonto, ¿Por qué? Es el único hombre con el que he estado en toda mi vida.

Es el hombre de mi vida.

¿Cuándo le he hecho daño?

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Continuamos en el mismo sitio, esperamos el auto que nos llevara a casa, o al menos es lo que Steve dijo.

- ¿Qué fue todo eso?

- Nada.

- Insinuaste que el hijo que espero no es tuyo, insinuaste algo sobre ser lesbiana, ¿Qué está mal contigo, Rogers?

- Hablaremos en casa.

- ¡NO!

- Cállate, Natalia.

- ¡No me voy a callar! – me he ganado un par de miradas por parte de las personas en la sala, me importa poco – Eso me ha ofendido, bastante, no soy una especie de animal doméstico. No eres mi dueño, dime que sucede o vete al cara-

La mitad de mi rostro arde, y de nuevo, mi visión es borrosa, un sabor a hierro amargo invade mi boca. Steve me sujeta del brazo apretando con fuerza, me encamina a rastras hasta subir a la camioneta que ha estacionado frente nuestro.

Me golpeó... Él me golpeó, frente a todo el mundo.

¿Nadie dice nada?

"Postales de amor." - Wandanat (g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora