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Wanda M.

Al descender del avión comienzo a estirarme hasta que escucho mi espalda crujir.

- Odio el cambio de horario.

- No lo considere – dice Irina – ahora es realmente tarde.

Finalmente partimos en la madrugada, no tuvimos que esperar, una familia de 5 canceló sus boletos, tomamos los lugares disponibles.

Son las 12 de la madrugada en Nueva York, lo cual es confuso porque partimos de esa misma hora de Rusia, en fin, no importa.

- ¿En dónde se quedará?

- Hotel Oriental, ¿y tú?

- Tribeca, está a unos 25 minutos, o eso es lo que dice Google Maps...

- Ambas somos turistas.

- Si... - confieso nerviosa – la acompañaré a su hotel.

- No, Wanda, no tienes que hacerlo.

- Insisto, Irina, no me sentiría bien dejándola ir sola.

- Tú madre sí que hizo un buen trabajo contigo, muchacha.

La señora Irina aprieta mi mejilla, y continúa su camino por el área de estacionamiento.

- No le diga eso nunca, se pondrá toda presumida.

- Yo te llevaré a casa, Wanda.

- ¿Cómo? – pregunto bastante confundida.

"Irina Kohanchi." Se puede leer en un letrero que es sostenido por un hombre en traje fuera de una camioneta, este saluda con su mano derecha.

- Soy una vieja sola y perdida, pero mi esposo era dueño de la mitad de los Hoteles en Chechenia, algo de herencia me queda por gastar.

- Oh... yo queriendo llevarla a casa en taxi y usted con su chofer y todo, me ha engañado, bastante.

Irina se carcajea y toma mi brazo hasta llegar a donde el chofer.

El viaje de menos de 30 minutos es grato, al despedirme de la señora Irina ella me deja su número, en caso de que pueda necesitar algo. Me parece una mujer tierna, y agradable, definitivamente la buscaré para tomar un café una vez que mi vida se estabilice un poco.

Observo el enorme condominio frente a mis ojos, nuestro departamento debe ser el del último piso... es un poco loco, pensar en la casa de Sokovia es triste, ese lugar estaba a dos segundos de hacerse mierda, ahora mamá tiene un lugar lindo, limpio y agradable. Eso me hace sentir mejor, me hace sentir que he conseguido algo en la vida.

No entro, llamó a su número, creo que hoy no pasaré la noche ahí, no quiero que la primera imagen que mi hermana tenga de mí en muchos meses sea la de una fracasada.

- ¿Llegaste?

- No le digas a Lorna, ¿puedes bajar?

Se escucha un silencio en la línea por varios segundos hasta que se corta, espero paciente, mamá aparece con un saco gigante sobre su cuerpo. Su cabello castaño cubre su rostro, igualmente me deja ver la sonrisa que se le ha formado.

- ¿Dónde está ella?

No llorar justo ahora es mucho más difícil de lo que podrían imaginar.

- Soy solo yo, ¿no te alegra?

- A mí me alegra verte, hija, muchísimo. Pero algo me dice que la alegría no es lo que sobra esta noche.

"Postales de amor." - Wandanat (g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora