"Postales de amor." - Wandanat (g!p)

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Flashback (2014)

Natalia R. (17 años)

— Carter organizó la fiesta del año, sus padres no estarán en casa por esta semana, ¿qué dices?

Sylvie da un trago a su pequeña botella de metal que ha logrado esconder en su uniforme de graduada.

Una ligera sonrisa escapa de mis labios, para Sylv todas las fiestas son "la fiesta del año."

— ¿No es eso triste?

— ¿Organizar una fiesta?

— Que los papás de Peggs no estén para su graduación, Sylv.

Mi amiga rueda los ojos y me ofrece de su bebida, pero me niego.

— No lo sé, son los joyeros más reconocidos en Rusia, Nat, es la graduación de su hija o millones en su cuenta de banco.

— Cómo sea. No sé si pueda ir, la última vez Yelena se dio cuenta de que me había escabullido, no fue difícil convencerla de cerrar la boca per—

— Es nuestro último mes antes de entrar a la universidad, Nat, sabes lo que pasará después.

Y si, lo sabía.

Mi familia, más bien, mi padre no se tomaba a broma nada de los estudios, si yo no llegaba a casa con un 10 en mi boleta entonces habría problemas. En efecto, los 10 no faltaron, pero eso nunca me hizo sentir lista, o inteligente, mucho menos intelectual.

Creo que siempre me he sentido como un soldadito.

Como una persona que sigue órdenes, y acata lo que debe ser y que no cuestiona lo que es correcto o incorrecto. Y aun soy joven, aun puedo romper el molde. Pero es aterrador, la mirada de decepción de mi padre es aterradora, las lágrimas en el rostro de mi madre por no ser la mujer que se supone que sea es aterradora.

— ¿No deberíamos preocuparnos por la carrera que elegiremos, por ejemplo?

Nunca he estado segura de estudiar derecho, en realidad, ni siquiera sé si mi padre me dejara estudiar una carrera. Él dice que las mujeres no necesitamos tanto asistir a una universidad como los hombres, y honestamente la idea de tomarme un año libre es más relajante que tener que elegir algo a lo que dedicarme toda mi vida.

Tan solo tengo 17 años, ¿Cómo se supone que tome una decisión como esa?

— No quiero ser doctora como mis padres.

Todos los Laufeydottir siempre se han caracterizado por ser los mejores doctores en cirugía cardiotorácica. Miles de hospitales alrededor de Francia y Rusia llevan su nombre.

El colegio al que asistimos está lleno de legados, si debo ser honesta.

Peggy Carter, hija de los joyeros más importantes de Europa.

Sylvie, hija de cirujanos reconocidos mundialmente.

Ravonna Renslayer, hija del jefe de la KGB, el grupo de inteligencia gubernamental más temido en Rusia.

Ah, si, yo también figuró en esa lista: Natalia Romanova, hija de Alexei Romanova, presidente del sello más importante en los temas jurídicos y legales.

La lista podría seguir, pero es agotador mencionar a cada uno de los millonarios insípidos que han compartido clases conmigo.

Sylv es diferente a las demás, casi tan incorregible como las pesadillas que mis padres tienen sobre mi futuro. Si no fuese por ella creo que habría perdido la cabeza ya.

— ¿Entonces qué serás?

Ella levanta los hombros restándole importancia a la pregunta.

— ¡Chicas, sonrían a la cámara! ¡Se ven hermosas!