Natalia R.
- ¿Qué clase de sitio es este? – Pregunta Wanda.
El hombre que atiende la entrada me mira intrigado, no me ha dejado acceder.
Le hago a Wanda un ademán para que guarde silencio, ella entiende.
- Son nuevas por aquí – afirma.
- Soy hija de Rusia.
- ¿Entonces?
- No había tenido los ovarios tan puestos para adentrarme – confieso.
- ¿Eres de los Romanova?
El hombre delante mío mide quizá 1.90, sus párpados pálidos se encuentran decorados por brillos de tantos colores que es imposible distinguirlos, lleva una ombliguera que deja al aire su estómago, el cual está cubierto de tatuajes. Me observa con una sonrisa... con una mueca de "te atrape, se quien eres... he descubierto tu mas grande secreto, y se lo podría contar a todo el mundo."
Coloca el cigarro de su mano izquierda entre mis labios, aspiró un poco y rápidamente siento un mareo, es fuerte, no como los que he probado antes.
- Soy Natalia Romanova.
Él acaricia mi mentón, y asiente. Es entonces cuando puedo ver todas las arrugas que los años le han causado.
- Conocí a tu tía – afirma, regresa el cigarrillo a sus labios y asiente con la cabeza, ni siquiera duda de sus palabras, está completamente seguro de lo que ha dicho.
- Esti – coincido, a pesar de que no la llegue a conocer realmente.
- Era una mujer apuesta.
- Lo era – respondo, y de alguna manera quiero entenderlo también.
El se mueve dejándonos pasar. Wanda sujeta mi cintura y comienza a observar todo el lugar un poco asustada. No ha entendido nada de mi reciente conversación, así que su cabeza debe estar yendo a mil por hora.
- Nat...
- Es un club de homosexuales, ¿sí? Travestis, transexuales, lesbianas... Negros, cualquier cosa mal vista en el centro de Moscow se refugia aquí. – la tomó de las mejillas y la acerco hacia a mi para unirnos en un fuerte beso que dura un poco menos de un minuto – no tenemos que mirar sobre el hombro, puedo besarte tanto como quiera.
- Dijo tu apellido, ¿no te asusta?
- Difícilmente una persona que ha vivido bajo las sombras su vida entera se atrevería a delatar a quienes apenas se atreven a descubrir el mundo fuera de ellas.
Ella sujeta mi cintura y asiente un poco inquieta, caminamos juntas hasta la barra.
- ¡Una botella de vodka, la más fuerte que tenga... Y para la señorita – observó a Wanda rodar los ojos – algo que la espabile.
Al cabo de unos minutos Wanda ha finalizado su bebida, y mi botella aún no se termina por completo, casi, solo casi.
- ¡AMO ESTA CANCIÓN! – pego un grito caminando hasta el centro de la pista, Wanda me sigue muy cercana a mi cuerpo, su mirada no se despega de la mía, en la pista hay tantas parejas y gente bailando que no hay forma de que alguien nos esté observando, ni siquiera de reojo.
- ¡ES UN CLÁSICO!
Dipsy Doodle suena de fondo... Repentinamente es como si hubiésemos viajado a través del tiempo.
ESTÁS LEYENDO
"Postales de amor." - Wandanat (g!p)
RomanceDonde Wanda Maximoff ha conseguido un lugar en el sello jurídico más importante de Europa, y Natalia Romanoff es esposa del presidente. (Wanda g!p) Para ti, siempre.