"Postales de amor." - Wandanat (g!p)

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Natalia R.

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— Dios... lo lamento mucho, ¿estas bien?

Un fuerte ardor en mi frente me desconcertó, he chocado con la puerta del baño, bien hecho, Nat.

Quién está sujetando mi mano en forma de preocupación es... la abogada, la de las cartas de recomendación.

Sus ojos son más lindos en persona.

— No te preocupes, soy muy distraída... — respondo, una risa nerviosa se escapa.

— Lo soy también - dice.

Quiero mirar sus ojos unos segundos más, pero sería raro.

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— ¿Me besarías aún si está mal?

Y creo que me desconozco bastante. Nunca he sido de las que engañan, o de las que se besan con mujeres.

Creo que descubro a alguien que nunca he sido.

— ¿Quiere un beso de mi parte, señorita Romanoff?

Asiento de manera lenta, mi corazón va a mil por hora, mis manos tiemblan y las suyas también. Wanda acerca su rostro lentamente al mío, y antes de que nuestros labios se rocen por primera vez siento que he muerto.

Pero no.

Sigo viva.

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- Nat... Hey, Tasha... – sus labios depositan varios besos ininterrumpidos sobre mis mejillas, sonreír ahora es un instinto... - solo un par de metros más, y llegamos.

Escondo mi rostro en su cuello un poco enojada, llevo bastante rato con los ojos vendados, si no se tratase de Wanda ya hubiese armado un escándalo. No me gusta estar a la merced de las personas, con ella es diferente.

En ella confío.

- Odio las sorpresas.

- No las odias.

- Odio no saber qué sucede.

- Te haré caballito, vamos...

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- ¡AMO ESTA CANCIÓN! – pego un grito caminando hasta el centro de la pista, Wanda me sigue muy cercana a mi cuerpo, su mirada no se despega de la mía, en la pista hay tantas parejas y gente bailando que no hay forma de que alguien nos esté observando, ni siquiera de reojo.

- ¡ES UN CLÁSICO!

Dipsy Doodle suena de fondo... Repentinamente es como si hubiésemos viajado a través del tiempo.

Wanda se aleja un poco sin soltar nuestras manos, lo siguiente que sé es que su mano derecha está en mi cintura, y su mano izquierda nos guía de un lugar a otro por la pista de baile.

Ambas damos tantas vueltas que comenzamos a tambalearnos, las luces parpadean, y los gritos de emoción de las demás personas no permiten que el ánimo decaiga.

- Eres hermosa, Natalia.

- Amarte es una sensación hermosa, Wanda.

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- ¡Steve Grant Rogers me está molestando!

- No me llames de esa manera, Johansen, ¿Quién crees que eres?