Mariano y Angélica.

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Tras una larga espera en el tráfico de Nueva York, finalmente llegamos al edificio de oficinas perteneciente a el supermercado de Harry. Lucía enorme y lleno de ventanales gigantescos y pulcros. 

Harry abrió la puerta del auto para mí y después la del estacionamiento. Sujetó mi mano mientras me guiaba por los pasillos del enorme recinto, saludando personas y dándoles los buenos días, eran casi las 11 y dijo que tenía una reunión pendiente, que pronto se reuniría conmigo. Mientras tanto iba a encaminarme hasta su oficina.

—Buenos días Señor Styles... Y Señora.

Pasamos por la recepción y la mujer tras el escritorio saludó con ánimo y un poco de duda al final.

—Buenos días.— Harry respondió, pasando de largo. 

Intenté sonreír amablemente pero la gente allí parecía acostumbrada a ese tipo de actitud. Continuamos hasta el elevador, amplio y sumamente impecable, con barandillas a los costados y un enorme espejo a nuestras espaldas.

— ¿Cuántos pisos son?— pregunté. 

—Nueve.— respondió. —Próximamente diez.

Las puertas se abrieron, dejando ver una poco concurrida sala, con pisos grises claro y paredes blancas con ciertos detalles en un tono azul muy oscuro, alfombras grandes bajo cada escritorio y un pasillo entre estos que daba directo a unas puertas enormes. Supuse, la oficina principal.

—Buenos días, Flackes.

Nos detuvimos frente a un escritorio en particular. Una mujer alta de ojos grandes se puso de pie de inmediato.

—Buenos días, Señor Styles, bienvenido de regreso. Señora, un gusto conocerla.— la mujer de cabello oscuro asintió hacia mí con respeto. —Los ejecutivos están esperándolo para iniciar la junta, ¿Quiere que les informe de su llegada?

Harry negó. —No, iré ya mismo, ¿Por qué no me hace un favor? Acompañe a mi esposa a mi oficina, allí deben estar el Señor Chris y su amiga, Kate. Y reúnase enseguida con nosotros en la sala de juntas. 

—Por supuesto, Señor. Señora ¿Me acompaña?

Harry me soltó, pero me retuvo un segundo para actuar su papel. Tiró de mi mano y dejó un beso en el dorso, mientras mostraba una sonrisa dijo: —Te veo en un rato, amor.

Decidiendo actuar en mi papel también, le guiñé un ojo y reí mientras él metía sus manos en los bolsillos de su pantalón y se daba la vuelta. 

Caminé detrás de la mujer hacia las puertas dobles, ella abrió una de ellas y me dejó pasar primero, detrás había una pequeña estancia, como una sala de espera privada y entonces había una puerta más, un poco más pequeña. 

Se escuchaban murmullos detrás de esta. 

La mujer, Flackes, tocó la puerta y tras un "adelante" la abrió. 

—Señor Christian, la Señora Styles está aquí.— anunció. 

—Samy...—Katie lloró desde el interior y puse una mueca triste, con un puchero.

Chris suspiró. —Sabes que me gusta más que me llames Chris, amor. 

Entonces le guiñó un ojo y quién soltó un suspiro fue la mujer, pero de frustración. 

—Chris,— ironizó la mujer. —Soy felizmente casada.— y levantó su mano izquierda, mostrando su anillo.

—Lamento haber llegado tarde a tu vida.— fingió tristeza. —Si te divorcias llámame.

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora