Martes, Julio 27 / Beicon.

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Colgué el teléfono y suspiré, el regreso al trabajo estaba siendo un poco sofocante, pero las cosas iban mejorando de a poco. 

Me había saltado mi rutina de ejercicio matutina para venir directamente a la oficina, dos representantes de una compañía de supermercados de México llegarían en media hora y estaba intentando organizarme. 

Los recibiríamos con café y teníamos programado un almuerzo a las 10 a.m., y en caso de que la junta se extendiera, también pedí una comida en la cocina para la 1 p.m. más tardar 1:30 p.m.

Me levanté de mi escritorio y tomé mi maletín, quería asegurarme que la sala de juntas estuviera presentable y que las diapositivas no tuvieran ningún fallo. 

—Flackes, buenos días.  

—Buen día, señor Styles.

Mi asistente caminó a mi lado mientras revisaba la agenda y movía algunas cosas. —Lo disculpé con la gente de Humanity, y les envié un pequeño presente de su parte, es un donativo. Lamentaron su ausencia y agradecieron el donativo. 

Asentí. Nos encaminamos a la sala de juntas.

— ¿Sabe si los de finanzas tienen listo el plan? Quiero que cada carpeta esté en su lugar, lista para cada uno de los invitados a la reunión.— empujé la puerta de la sala, dejándo pasar primero a mi asistente. 

—Están terminando de imprimir todos los ejemplares, y Johnson se está encargando de imprimir algunos extras en caso de cualquier inconveniente.—di una mirada alrededor, habían decorado la sala, cambiado las cortinas y  puesto nueva iluminación. —Me encargué personalmente de hacer un informe sobre la empresa para mostrarla como introducción a nuestros invitados. 

Pasé mi dedo por la superficie de la mesa, estaba completamente limpia. 

— ¿Sabe español, Flackes?— pregunté. 

Como si fuera mi lengua natal, señor. — me respondió con una excelente pronunciación. 

Perfecto.— asentí. —Quiero que les hablemos en su idioma, eso los hará sentirse en confianza. ¿Ya tienen las órdenes en la cocina? — me recargué en la orilla de la mesa, sentándome ligeramente en esta.

Mi asistente se mantuvo firme, y asintió mientras juntaba sus manos frente a ella, sosteniendo la agenda electrónica. 

—Están preparando un delicioso entretiempo desde temprano, y las instrucciones las tienen claras, almuerzo a las 10 en punto y comida a la 1.— puntualizó. 

Crucé mis brazos y tomé aire, estaba tratando de calmarme, los nervios estaban empezando a atormentarme. Solo tenía una oportunidad para comenzar a expandirme, si ellos aceptaban mis propuestas implicaría entrar al mercado Mexicano, y poco a poco al resto de América. 

— Flackes, de casualidad, ¿Sabe si el señor Christian Styles ya llegó?

La mujer apretó los labios y negó. —Aún no llega, señor. ¿Quiere que lo llame?

Negué. —No, yo mismo lo llamo. Vuelva a su trabajo, por favor y Flackes, gracias, espere un bono extra por su excelente trabajo. 

—Muchas gracias, señor. Iré a ver cómo van los informes y después pasaré por la oficina del ejecutivo de finanzas para que me otorguen la cifra aproximada de lo que la empresa va a ganar con la inversión que se hará. Permiso. 

—Adelante. 

Mi asistente asintió con respeto y caminó fuera de la sala haciendo sonar sus tacones dejando un eco en el lugar. Me aclaré la garganta y por nervios me troné los dedos de las manos, ¿Dónde carajo estaba metido ese mujeriego? 

Contrato de Boda (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora